Claramente habrá dos agendas fuertes para estas elecciones de medio término: la económica y la sanitaria. Pero es indudable que con la llegada de la segunda ola, ésta última empezará a desplazar a la primera.
En los sondeos de opinión de hace dos semanas (previo a la suba fuerte de contagios), inflación e inseguridad lideraban las preocupaciones de los argentinos, y recién después venía el Coronavirus. Posiblemente eso se vaya a invertir en los próximas encuestas.
La segunda ola es un desafío muy complejo para el gobierno pero también una segunda oportunidad. Manejar adecuadamente la política sanitaria sería un buen espaldarazo para las elecciones. El inicio de la pandemia en marzo del 2020 catapultó al Presidente a una imagene positiva que llegó al 80%. Pero luego las medidas de confinamiento se fueron agotando y empezaron a surgir las lógicas preocupaciones de una economía que no podía soportar tantas semanas consecutivas de parate.
Ahora hay un escenario diferente: un mayor aprendizaje de cómo se comporta el virus y la llegada de vacunas que ya en nuestro país están disminuyendo la cantidad de fallecidos diarios (un dato muy alentador y poco difundido en los medios de comunicación).
Esto también trae dificultades electorales para la oposición. El gobierno pone como su rival al virus. Saca a Juntos por el Cambio de la cancha. La oposición tiene que reelaborar su discurso. Por ahora no se ve uniformidad de criterios. Algunos dirigentes piden reacción al Gobierno para tomar medidas restrictivas, y otros tantos exigen no dañar aún más la economía con cierres o toques de queda.
De todas formas parecería existir una mayor inclinación a esta segunda visión: resistir al virus (o convivir con él) pero limitando lo menos posible las actividades sociales y económicas. Pero también es cierto que ningún intendente o gobernador querrá encabezar el número de infectados diarios y ser catalogado como un “insensible” o un “Bolsonaro” en la reacción a la segunda ola.
No es un dato menor que los intendentes de Juntos por el Cambio se hayan plegado sin chistar a las nuevas restricciones de la Provincia de Buenos Aires. Se mira lo económico pero nadie quiere quedar pegado a un posible desborde de contagios.
Ante una economía que todavía no da buenas señales, fundamentalmente en materia de inflación, un adecuado combate a la segunda ola podría significar el relanzamiento del gobierno nacional.
