Una situación muy particular están viviendo los salones de fiestas de La Plata. Por el momento continúan habilitados para trabajar, aunque con protocolos muy especiales y similares al del sector gastronómico: un 30% de aforo máximo.
Recién pudieron reabrir en febrero y por ahora no rige una prohibición aunque sí una limitación respecto del horario ya que tendrán que abrir hasta las 19 horas como máximo.
“Nosotros somos conscientes del tema del avance de los contagios. Respetamos a rajatabla el protocolo; no hemos tenido inconvenientes. La gente los respeta, y los chicos son los más duchos porque están todo el tiempo con el barbijo y mantienen la distancia”, dijo en diálogo con LAPLATA1.com Yamila, de la Agrupación Propietarios de Salones de Fiestas y Afines La Plata.
Según comentó, “la gente entiende que los eventos tienen que ser reducidos. Lo que está totalmente prohibido son los bailes, por eso nos concentramos más que nada en eventos infantiles”.
El propio Jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, le confirmó este martes a LAPLATA1.com que los salones de fiestas están permitidos. Aunque también pidió mayor respeto de los protocolos. Puntualmente, mencionó el caso de una casita de fiestas que excedía el total de personas permitida.
“Lo poco que va entrando es para pagar deuda. Ninguno ha ganado plata en estos dos meses que estuvimos trabajando”, agregó Yamila.
Son cumpleaños muy diferentes a los habituales. Por ejemplo, no hay una piñata tradicional con caramelos sueltos, sino que cada piñata tiene bolsas ya diseñadas para que los chicos no se encimen en búsqueda de los dulces.
Tampoco se soplan las velitas de manera tradicional. Existen una torta “falsa” donde se sopla la vela, y luego un simulacro de soplido con la torta verdadera para que pueda existir la foto. Pero la torta nunca es soplada por el cumpleañero.
Por otro, Yamila dijo que les ha tocado a travesar por situaciones incómodas. “Pasan por una casita, no saben que estamos habilitados y enseguida nos denuncian como si fuéramos una fiesta clandestina”, contó.
“Y recibimos también insultos. Es algo muy feo trabajar así. Comprendemos el miedo de la gente, pero tratamos de difundir que nosotros tenemos que trabajar y respetamos los protocolos”, completó.
