"El soldout para mi público no existe", afirmaba Carlos Alberto Solari en el documental Tsunami. Anoche volvió a confirmarlo, hasta en streaming.
Quiénes asisten a una misa del Indio pagando entrada, lo hacen sabiendo de antemano que lo pagan a voluntad, cómo si de un trapito en Plaza Moreno se tratara. Porque un artista popular no se hace solamente con el compromiso de la gente hacía él, sino por el compromiso del artista con la gente.
Como el rock siempre marca historia, no podía quedarse afuera de un suceso como la pandemia. Con la nueva normalidad, los shows en streaming son lo que quedó para las bandas. Pero como lo popular escapa a la razón, al parecer también escapa a las capacidades de la tecnología.
La web de Ticketek no pudo aguantar el pogo virutal más grande del mundo y, como no podía ser de otra manera, el recital se liberó para todos en Youtube. Así, a eso de la una de la mañana, había cerca 90 mil personas viendo en simultáneo un recital pregrabado.
Un recital en el que el Indio -la atracción principal- sólo apareció hacía el final y a través de una pantalla, lo que conmocionó a todos los fanáticos. Es decir, la grabación de una grabación de un señor de 72 años criado en La Plata extasió a más no poder a la gran parte de todo un país. Y qué más perfecto que la proyección de una proyección, para explicar lo que es Indio.
El mito Solari traspasa a Los Redondos, traspasa su propia persona y todo lo que haya hecho. Es lo que vemos que puede ser, el reflejo donde se depositan los sueños y desesperanzas de un pueblo que no se cansa de ser golpeado, que no puede darse ese lujo.
Banderas en tu corazón.
