Todos los meses el Banco Central publica un informe llamado “Relevamiento de Expectativas del Mercado” (REM). Es un procedimiento muy sencillo: el Banco Central le entrega a los bancos, consultoras y universidades una planilla para que completen con sus predicciones económicas.
Allí, estos bancos y consultoras (“el mercado”) pronostican cuánto será la inflación de abril, la inflación del 2021, la inflación del 2022, cuánto valdrá el dólar en diciembre de 2022, cuánto crecerá la economía, etc. Luego el Banco Central conjuga todos estos pronósticos y realiza un informe con sus resultados.
El Gobierno y el Banco Central entienden que estos bancos y consultoras son funcionales al macrismo y llenan sus planillas con datos exageradamente pesimistas.
Estos pases de factura no son nuevos. El vicepresidente del Banco Central, Jorge Carrera, ha “chicaneado” en más de una oportunidad a estos bancos y consultoras por sus errores sistemáticos en los pronósticos. Durante el macrismo también se equivocaban, pero en sentido inverso: siempre subestimaban los datos de inflación y generaban escenarios optimistas a futuro. Esto fue muy evidente en los dos primeros años cuando las consultoras se movían al calor de las proyecciones de Sturzenegger como un tándem.
¿Pero por qué esto es tan importante? En economía hay un concepto llamado “foward looking” (“mirando para adelante” en español). Guzmán cree en él. El concepto señala que el valor de las variables actuales dependen de las expectativas que hay sobre esa variable en el futuro.
En criollo: si el mercado cree que el dólar se va a develuar en el futuro, entonces ya se empieza a devaluar en el presente. Es decir, lo que creemos que va a pasar en el futuro se adelanta a hoy. Por eso, sembrar expectativas de alta inflación a futuro a través de estos pronósticos, tiraría para arriba los números presentes de la inflación. Estos modelos, por supuesto, tienen un importante desarrollo matemático y han sido una innovación de la profesión en los últimos 50 años.
Guzmán critica al REM de manera más solapada. Lo ha hecho en algunas entrevistas con su tono moderado: recuerda cómo fallaron con Macri y pide tomar sus pronósticos con pinzas. Y es que el REM es usado como insumo para muchas empresas y también es “levantado” por los medios de comunicación potenciando este rol de “profecía autocumplida”.
Pero menos solapado es el Banco Central. Tal es la bronca que perdura de sus errores durante el macrismo, que la propia entidad ha sacado un ranking de las consultoras que más aciertan para “dejar en evidencia” a los que fallan sostenidamente. Incluso realizan un informe llamado “Errores de pronóstico” para machacar sobre el carácter “relativo” de estas proyecciones.
Es una guerra que puede escalar en los próximas semanas si la inflación no se detiene.
