Un hombre de 87 años puso a la venta el auto de su vida para, con el dinero de la operación, saldar deudas que habían llegado a números imposibles de pagar con su sueldo mensual de docente jubilado. Cuando sus exalumnos se enteraron, lo compraron, lo restauraron y se lo devolvieron, en un acto realmente conmovedor.
La historia, que fue publicada por el canal brasileño RPC, cuenta que el docente es un hombre llamado Marcelo Siqueira y que tiene este auto desde 1972, cuando lo compró como un cero kilómetro. Es un Volkswagen Escarabajo, mítico modelo al que del otro lado de la frontera apodan Fusca.
Siqueira dio clases de Historia y Geografía durante más de veinticinco años en la escuela Doña Carola de Curitiba. Por su ocupación y por lo particular del auto que manejaba (no es fácil encontrar este tipo de vehículos todavía en circulación), es un hombre famoso en su ciudad, además de muy querido.
“Él fue esencial en esa parte de nuestras vidas de niños para pensar hacia el futuro”, contó a RCP uno de sus exalumnos, Claudio Martins, a su vez encargado de la colecta. Al parecer, Siqueria ponía mucho énfasis en no sólo enseñarle Historia y Geografía a los chicos, sino también en aconsejarlos sobre su vida personal y encaminarlos en sus proyectos.
Cuando Martins vio el aviso de venta del auto de su exprofesor, habló con sus compañeros de escuela y se organizaron para empezar a juntar dinero. El objetivo: comprar el auto de Siqueira para que pueda pagar sus deudas y luego restaurarlo para devolvérselo en buen estado.
Al llegar al número necesario para concretar la operación, le avisaron al canal de televisión mencionado y lo sorprendieron con la noticia ante las cámaras, con la complicidad de su hijo. Marcelo se mostró muy conmovido y reconoció: “Me emocionó mucho”.
Su hijo llegó con las cámaras bajo la excusa de que lo entrevistaran para hablar del auto y despedirse de él luego de casi medio siglo juntos, lo que hubiera sido una historia muy dolorosa para contar. Iban a dar una última vuelta antes de venderlo, ya que su comprador (en realidad, sus alumnos) llegaría minutos más tarde.
En un momento, aparecieron de sorpresa sus exalumnos y le dieron la noticia. Le dijeron que se quedara con las llaves, que ellos se encargarían de pagarle el valor del auto y luego llevarlo a reparar para que pueda seguir disfrutando de él muchos años.
La reparación es muy necesaria: con las cámaras prendidas, el auto no arrancó y lo tuvieron que empujar.