Son los mellizos más famosos del fútbol argentino. Al enunciar su apellido compuesto, indudablemente, nos remontamos a Gimnasia. Los Barros Schelotto, hoy entrenadores, son palabra más que autorizada para referirse a Carlos Griguol, el técnico que los marcó enormemente en su paso por el Lobo. Tras conocerse la triste noticia, uno de los hermanos, Gustavo, en diálogo con Superfútbol por TyC Sports, brindó una semblanza de Timoteo y rememoró aquellos tiempos felices en el conjunto Tripero.
"Me acuerdo que cuando la comisión directiva lo contrata yo estaba con unos amigos y pensé ‘uh, ahora vamos a pararnos más atrás’. Porque él, injustamente, tenía el rótulo de ser defensivo", recordó en la señal deportiva, sobre la primera sensación que tuvo apenas arribó el "Viejo. Con el tiempo no solo desterró esa idea en sus dirigidos, sino que además, los convenció y los convirtió en uno de los mejores equipos de la década: "Nos demostró que tenía la vocación de ser protagonista y generar fútbol. Y de ir a todos lados a jugar, siempre, de la misma forma" resaltó quien en los últimos días también sufrió lamentablemente la pérdida de su padre Hugo.
Gustavo, que recién asomaba en primera división, entre las cuestiones que más le reconoció como formador a Griguol destacó que " cuando uno cuando llega cree que ya no necesita nada y sabe casi todo, pero él me demostró que los maestros siguen estando". A la hora de definirlo, lo catalogó "como un entrenador importantísimo y fundamentalmente un maestro", y a la vez resaltó la particular pedagogía que tenía para enseñarles. "Era muy divertido. Siempre encontraba la manera de inculcarnos cosas con mucha alegría. Además, sabía cómo achicar distancias de edad con el jugador. Buscaba como llegar por distintos caminos.”
Y como el propio Mellizo Barros Schelotto admitió, a Timoteo no solo se lo destacó por sus cualidades como entrenador, sino también por su condición humana. "Tenía tanta ascendencia sobre nosotros, que una sugerencia nos caía casi como una orden". Para finalizar recordó que "era alegre y le gustaba todos los fines de año organizar una fiesta y llevar regalos para todos" y se refirió a las famosas ‘cachetadas’ que Timoteo inmortalizó en la salida del túnel antes de cada partido. "Era una costumbre. Nos hacía entrar de buena manera a la cancha, con el aval y la confianza de él. Se tomaba el tiempo de decirnos algo más y siempre había alguna cosita personal." En ese sentido hoy en el encuentro de reserva ante Vélez ya lo empezaron a homenajear al entrenador del Lobo: "Chirola" Romero salió a dirigir con una gorra y lo palmeó uno por uno a sus jugadores. Además las camisetas lucieron en el pecho la histórica palmada de Timoteo.
