En principio, y gracias al avance de la vacunación contra el coronavirus (al menos 18 millones de franceses recibieron al menos una dosis) y del éxito de las medidas de confinamiento de estos últimos meses, el país se apresta a disminuir las restricciones mediante la reapertura de cafés, bares y restaurantes desde el 19 de este mes, con limitación de seis comensales por mesa.
Todos los negocios, incluidos los centros comerciales y los llamados "no esenciales", podrán reabrir ese día con una capacidad máxima de un cliente por 8 metros cuadrados.
A partir del 9 de junio aceptarán el doble de clientes, es decir, uno por cada 4 metros cuadrados, limitación que debe desaparecer el 30 de junio, de acuerdo con anuncios que el propio Macron hizo el 29 de abril.
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Mientras tanto, Francia se ha consolidado como el tercer país de Europa en cantidad de muertes por Covid-19 (casi 107.000) detrás de Reino Unido e Italia.
En todo caso, el levantamiento de restricciones le dará al presidente un poco de aire y le quitará la bandera de "falta de libertad" que proclama la ultraderecha, aunque por otro lado la lenta vuelta a la normalidad probablemente dé lugar a las históricas protestas del movimiento de los "chalecos amarillos", un conglomerado no alineado con partidos políticos sino originado en las redes sociales que a partir de octubre de 2018 salió a rechazar el alza en el precio de los combustibles y luego amplió el pliego de sus reclamos.




