Tantos años de historia tiene la ciudad que a pesar de las constantes modernizaciones aún quedan huellas de otras épocas.
Una de esas, es este solitario buzón rojo, estilo inglés, que yace en la esquina de diagonal 74 y 57. Quienes fueron contemporáneos a una sociedad sin internet, cada vez que lo cruzan detienen sus miradas y recuerdan olores, colores, personas y lugares.
Es que, para muchos, significó algo más que un depósito de cartas. ¿Cuántas parejas se habrán formado? ¿Cuántas familias? ¿cuántas buenas y tristes noticias habrán guardado esas estructuras de hierro?
Hoy en día parece fácil, sólo un click e instantáneamente el receptor puede enterarse del mensaje emitido. En esos momentos, el tiempo era un aliado y permitía que muchas mentes imaginen, sueñen, se ilusionen.
Por ello muchos platenses que tuvieron el honor de haber utilizado uno, cuando lo ven, se ponen poéticos.
"Era el Whatsapp de nuestra época", aseguró uno. "Cuantas ilusiones, amores, comunicaciones sociales y del alma existen ahí... hermoso recuerdo", comenta otra.
Algunos un poco más cultos son capaces de poetizar, contar vivencias e historias que les dispara el buzón, "En una esquina,olvidado, lo encontré aquella mañana, su traje era rojo oscuro, con remiendos de nostalgia! Si habrá visto en los tiempos de la abuela cosas raras... caballeros elegantes con pechera almidonada, y las señoras paseando con sombrillita de organza. Recuerdos...", escribió Lidia.
Sea como sea que este pequeño contenedor de cartas extinto influencie a los vecinos, hay una realidad que es imposible de negar: se convirtió en memoria, memoria de una ciudad en tiempos sin apuros.
