Sos un niño sin muchas preocupaciones, jugando para tu equipo de barrio y te tocó patear un penal decisivo. En la carrera para impactar la pelota y decretar el gol, alguien del equipo rival grita "¡Kiricocho, Kiricocho!" y por mala fortuna, la pelota no ingresa entre los tres palos y todos los supersticiosos del conjunto rival celebran como si se hubiera ganado un mundial. En un 90% de los casos, ese fue el primer contacto con la célebre frase de la jerga futbolera de alguien. Encima, una vez comprobada su efectividad, se comienza a utilizar sin tener idea de qué significa Kiricocho, o mejor dicho, de quién era.
La historia comenzó en La Plata durante la década del 80', cuando un desconocido hincha de Estudiantes de La Plata llamó la atención del por entonces DT del Pincha, Carlos Salvador Bilardo. El extécnico campeón del mundo fue un gran profeta de las cábalas y las supersticiones, que nada se le escapaba y entendía qué hacer para que su equipo gane más allá de la táctica y la estrategia. Carlos se animaba a jugar con el destino de manera poco inusuales.
Según se cuenta, Kiricocho era el apodo de Juan Carlos, el hincha en cuestión y quienes más recuerdan aseguran que era un hombre solitario y con algunas dificultades cognitivas. Estas particularidades que lo diferenciaban del resto provocó que el mundo del fútbol lo haya aceptado en la delgada línea entre el cariño y la burla, pero al fin y al cabo, este personaje casi desconocido llegó más lejos que muchos de los que lo tomaban para la joda.
En ese contexto, Bilardo durante su campaña del Metropolitano de 1982 al frente de Estudiantes, lo adoptó como uno más del grupo y lo utilizaba como amuleto generador de mufa en los equipos rivales. Primero esperaba al plantel rival en su ingreso al estadio con una camiseta de tal club y le brindaba aliento para el encuentro, luego de eso, era enviado a la tribuna del equipo que enfrentara a Estudiantes, todo, bajo incógnito.
¿Cómo le fue a ese Estudiantes con Kiricocho como amuleto? Campeón, y el único partido que el Pincha perdió durante ese torneo, fue ante Boca y aunque usted no lo crea, Kiricocho no pudo cumplir con su mufa al rival ya que el Xeneize contaba con seguridad privada que impedía a Juan Carlos realizar su ritual pre partido.
La historia quedó como anécdota, pero se transformó en leyenda. Dejó de ser una "casualidad" para verse como "causalidad", el argentino lo adoptó como cábala e increíblemente dio la vuelta al mundo.
Años más tardes, precisamente en 1992, Bilardo asumiría como técnico del Sevilla de España, y el extécnico quedó asorado durante un partido cuando esuchó que un hincha del club al que dirigía gritó "Kiricocho" cuando el rival iba a patear un penal. El Doctor no lo podía creer hasta dónde había llegado la cábala de mufa, pero tiempo más tarde supo cómo cruzó el océano. Maradona y Simeone fueron los culpables un par de años antes cuando, como todo argentino, utilizó la frase en un momento clave y el rival falló. Esto provocó que los españoles lo oyeran y lo incorporen, siendo dtambién desde hace años, una práctica utilizada en el viejo continente.
En marzo del 2021, la maldita palabra fue noticia en todo el mundo ya que el arquero del Sevilla, Bono, se lo gritó a la nueva estrella noruega del fútbol, Haaland, cuando iba a patearle un penal que terminaría fallando al igual que el rebote. Minutos más tarde, el goleador del Dortmund tendría otro penal a su favor y le devolvería el grito, sin entender lo que significaba. ¿Cómo le fue? claramente, el penal entró y el equipo alemán ganó. Post partido el noruego declaraba, "No tengo ni idea de lo que le grité, le dije lo mismo que me había dicho él. No sé qué significa".
De Juan Carlos "Kiricocho" nunca más se supo nada, es más, el propio Bilardo preguntó por él durante su última etapa como técnico de Estudiantes en 2003 y nadie supo responderle. Lo cierto, es que "Kiricocho" pudo desaparecer físicamente, pero llegó al olimpo del fútbol como una deidad mufística que quedará para siempre en la jerga futbolera.
