3 meses internada en una clínica de La Plata y su Coeficiente Intelectual supera los 130: "Estoy perdiendo el tiempo"

Sociedad 05/07/2021 . Hora: 13:00
3 meses internada en una clínica de La Plata y su Coeficiente Intelectual supera los 130: ”Estoy perdiendo el tiempo”

Zoe es una pequeña platense de 13 años. Pero es una pequeña muy especial: cuando empezó la escuela primaria en la Anexa descubrieron que tenía altas capacidades intelectuales: su Coeficiente Intelectual supera los 130.

Su mamá dialogó con LAPLATA1.com. No fue un nacimiento sencillo: Zoe fue prematura y pesó solo 970 gramos.

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“La tuvimos 3 meses de terapia intensiva del Hospital Español. Hizo un paro cardiorespiratorio y casi queda ciega. Fue bastante duro”, recuerda Eliana, su mamá.

“Era una hoja en blanco. No podíamos saber las consecuencias de todo lo que le había pasado”, agrega.

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Zoe fue al Jardín y la Primaria en la Anexa. “Ella a los dos años y pico leía y escribía su nombre con las letras espejadas. Pero esto de las altas capacidades le empezó a pegar en sala de 5 por el lado emocional. Se sentía muy diferente a sus compañeros. No entendí las cosas como los demás”, agrega.

En realidad, en ese momento, todavía no sabían del “diagnóstico”. Fue recién en la primaria cuando supieron que se trataba de una chica “superdotada”.

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“Cuando estaba en primer grado, le hicimos el psicodiagnóstico. Consiste de una entrevista con los papás, y entre 4 y 6 entrevistas con los chicos, y después una devolución. Cuando vamos con mi esposo para la devolución, me informan que tenía altas capacidades con un perfil productivo-creativo”, señala Eliana.

Y recuerda: “Ella venía medio aburrida, pero iba a la biblioteca de la escuela. Reventó en tercer grado; su seño no la dejaba dividir con coma porque no lo había enseñado, y ella se enojaba y venía llorando”.

Fue la primera de una sucesión de malas experiencias para Zoe. No encontraba encajar con el rumbo académico de la Anexa. En una oportunidad, Zoe se dirigió a la Secretaria Académica y mientras la abrazaba le dijo: “Me voy a rendir a Capital para pasar de año”.

Las autoridades del Colegio no sabían cómo manejar el tema. No sabían lo que implicaba tener una alumna con altas capacidades intelectuales.

“Ella es histriónica, se lleva con todo el mundo. Un día fuimos a Plaza Malvinas y llega una familia china. Se puso a jugar con los nenes y le empezó a enseñar el lenguaje de señas para comunicarse y relacionarse”, la describe Eliana.

En cuarto grado eligió la orientación de Bellas Artes y se profundizaron los problemas. El nivel de exigencia era muy bajo para Zoe, quien había dejado de manera preventiva su curso de idioma chino y Kung Fu. Esperaba que el curso de ingreso fuera más exigente. Pero no ocurrió y llegó la frustración.

Zoe hizo el curso de ingreso para el Bellas Artes hasta septiembre. No lo completó. Desde la escuela trataron de convencerla para que siga. Zoe era muy buena con el violonchelo. Pero no hubo caso.

“Me están haciendo perder el tiempo. Que me den algo difícil ahora”, le decía Zoe a la preceptora.

Finalmente, la pequeña superdotada dio un giro de 180 grados: abandonó el violonchelo y saltó a la escuela técnica del Astillero Río Santiago. Se preparó en tiempo récord y logró insertarse en este nuevo mundo.

Eliana, finalmente, reflexiona: “Algo importante es que las nenas se sobreadaptan; ven que no encajan y se camuflan para hacerlo, se esconden, por eso es más difícil identificarlas. Se llama efecto Pigmalión negativo.

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