De 7 y 56 a Sidney, la odisea de un platense que lleva 8 años en Australia: “Acá se cena a las 18 y no pensás en el dinero"

Sociedad 07/07/2021 . Hora: 13:25
De 7 y 56 a Sidney, la odisea de un platense que lleva 8 años en Australia: “Acá se cena a las 18 y no pensás en el dinero”

Daniel vivía con su novia en 7 y 56. Ambos estudiaban Ingeniería en Sistemas en la UTN, pero decidieron pegar un giro de 180 grados. No fue fácil, pero finalmente lo consiguieron: viven desde el 2013 en Sidney, una de las ciudades más importantes de Australia.

LAPLATA1.com dialogó con Daniel, fanático del pincha. Antes de vivir en el centro platense, residía en la zona de Barrio Cementerio. Y en el 2009 empezaron a “carburar” la idea de salir del país y probar suerte en otro destino.

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“Mientras estudiábamos Ingeniería en la UTN, en la parte final de la carrera había una beca para ir Alemania, pero no se dio y nos quedó la espina. Queríamos hacer experiencia fuera del país. Buscando en internet, observamos que había posibilidades en Nueva Zelanda y Canadá. Pero a Canadá la descartamos por el frío”, explica Daniel.

Gracias a un amigo surgió la posibilidad de Australia. Les encantó la idea. Pero a partir de allí nació otra odisea: la del papelerío para poder llegar al país oceánico.

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Todo se potenció a fines del 2009: Daniel viajó a Dubai y presenció el Mundial de Clubes donde Estudiantes estuvo a punto de vencer al Barcelona. Nadie podía detener su espíritu viajero.

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Al regresar de ese viaje, se concentraron en terminar la carrera, y finalmente lograron contactar a un agente migratorio que vivía en Melbourne. A partir de allí los trámites se aceleraron. De todos modos, no sería nada inmediato. Recién en el 2013 lograron la visa, que era de residente permanente.

Fueron cuatro años donde Daniel y su novia trataron de ahorrar lo máximo posible para tener un colchón a la hora de viajar a un destino desconocido. Para colmo sufrieron el primer cepo cambiario, con lo cual debían ahorrar dólares “de a puchos”.

“Cuando llegamos a Australia nos hospedamos un mes en la casa de unos amigos. Al mes mi novia consiguió trabajo y yo entonces me concentré en buscar algún alquiler para poder habitar. A los cuatro meses afortunadamente yo también puede conseguir empleo”, cuenta Daniel.

Y agrega: “El primer shock fue muy bueno. Había una vida que nosotros desconocíamos: parques y una gran vida verde que tienen. Lo mejor, igualmente, son las playas”.

También fue bastante fácil la adaptación al mundo laboral: “Se busca un balance entre la vida personal y el trabajo. No terminas sobrepasado o sobrexigido, podés relajarte una vez que cortás con el laburo. Todo funciona para que vos estés cómodo y seas parte de la sociedad. Es una ciudad cara pero si uno tiene trabajo podés acceder a las cosas. Se llega fácil a fin de mes. Nunca estás pensando mucho en el dinero. Y ni bien llegás, tenés cuatro semana de vacaciones”.

Durante su estadía en Sidney, Daniel atravesó también un momento muy duro como fue la muerte de su papá. Pero la respuesta de sus empleadores fue muy buena: “Enseguida me dijeron que no había problema de que viajara. Y me preguntaron si quería tener más días libres cuando volví. Se portan de 10 cuando te pasa algo. Cuidan mucho al empleado”.

Otro rasgo muy diferente de Australia respecto a nuestro país es la utilización de los horarios: “Todo arranca muy temprano y termina temprano. Después de las 18 horas está casi todo cerrado. Solamente vas a encontrar supermercados abiertos, excepto los jueves que hay más movida”.

Un dato que sorprende por estas latitudes: cenan a las 18.30 como muy tarde.

¿Qué es lo que más extraña? La familia aparece en primer lugar. Pero enseguida Daniel se apura y habla del pincha: “No poder ir a la cancha es difícil, pero cuando juega estudiantes lo miro siempre. Me he levantado hasta a las 3 de la mañana. Eso no lo negocio con nada”.

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