Alejo Schroeter tiene 13 años, concurre el Colegio Nacional de La Plata pero desde hace un mes no lo dejan entrar a la institución.
Su mamá, Mariana, dialogó con LAPLATA1.com y brindó detalles de esta particular situación. Todo se desató porque Alejo no puede usar barbijo: cuando las clases presenciales se reanudaron en junio decidieron cerrarle las puertas.
“En marzo me mandan un protocolo diciéndome que tenía que ir con barbijo, pero hay una resolución que dice que las personas discapacitadas no deben usarlo. Yo presenté el certificado de discapacidad, y en ese momento no tuvimos problema: nunca usó barbijo”, empezó relatando Mariana.
Por la segunda ola de contagios, las clases presenciales se interrumpieron y finalmente se retomaron a fines de junio. A partir de allí comenzarían los problemas para Alejo y su familia.
“En junio me convocaron a una reunión y los del Gabinete me sugirieron si no podía usar barbijo porque había una docente que tenía miedo de acercarse a él. Yo le dije que se asesora esa docente. Con doble barbijo, máscara y doble vacuna, nadie puede tenerle miedo a un chico sin barbijo”, afirmó.
También le dijeron que sus propios compañeros podían discriminarlo por no usar barbijo. Ante tantos rodeos, Mariana propuso: “Soy odontóloga, tengo tres cursos de bioseguridad, puedo darle clases a todos para llevar tranquilidad”.
Alejo tiene parálisis cerebral y una de sus secuelas fue la ataxia cerebelosa, que consiste en movimientos involuntarios del cuello, la cabeza y los brazos. “Yo lo conozco y sé que se le saldría todo el tiempo y resultaría muy incómodo”, explicó su mamá respecto a la posibilidad de que use otro tipo de mascarilla.
El joven también es alérgico e hipoacúsico del oído derecho. De hecho, durante la semana de abril en que sí pudo concurrir, tuvo enormes dificultades para seguir las clases pues no podía leerle los labios a la docente por el doble barbijo.
Tras esa reunión donde “aconsejaban” o “sugerían” que Alejo usara barbijo, llegaría un nuevo baldazo de agua fría para Mariana: a los tres días le enviaron un mail donde directamente lo obligaban a usar barbijo para entrar a la escuela.
A pesar de esa “advertencia”, Mariana decidió acudir a la escuela con Alejo y la jefa de preceptora llevó el joven al aula. Parecía que todo marchaba finalmente bien. Sin embargo, a las dos horas Mariana recibió un llamado por teléfono. Era del Colegio Nacional. “Alejo no se quiere poner el barbijo”, le decían.
Ella volvió a explicar que por prescripción médica no debía usar tapabocas. Pero no hubo caso: debieron retirarlo de la escuela. Durante ese tramo, a Alejo lo mantuvieron bajo aislamiento y sin poder ir al recreo.
Desde ese momento, Alejo no pudo retornar a las clases presenciales. Mariana envió un mail a la Directora, pero nunca le respondieron. Evalúa ir al INADI y también hablará con autoridades del Rectorado.
“Se tuvo que autoenseñar todo él solito”, aseguró su mamá. Por ahora, el conflicto no tiene solución.
