"Mi sueño se convirtió en una pesadilla sin fin”: Silvia y dos familias platenses, ahorcadas por los créditos UVA

Sociedad 09/08/2021 . Hora: 13:06
”Mi sueño se convirtió en una pesadilla sin fin”: Silvia y dos familias platenses, ahorcadas por los créditos UVA

Del sueño de la casa propia al dolor de cabeza interminable. Platenses que vieron cómo su proyecto de vida quedó trunco y debieron (hasta el día de hoy) vender todo lo que tenían para achicar (una parte) las deudas bancarias y familiares.

Son tres familias locales, de tantas, que ya no saben cómo accionar para que las autoridades y responsables de este caos interminable, les brinden una solución a dicha problemática.

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Silvia sacó junto a su hija un crédito hipotecario en octubre de 2017. La firma del contrato era una realidad. La rúbrica en el papel se había consumado. El disfrute de lo que estaba por venir era lo único que se les cruzaba por la mente. Los rostros de felicidad (foto) denotaban el esfuerzo de años y el gran paso de sus vidas. Pero nada iba a ser tal. La pesadilla recién comenzaba.

“Yo saque con mi hija un crédito hipotecario para comprarle a mis hermanos la parte de la casa heredada de mis padres, o sea, yo tenía la tercera parte de dicha propiedad. Lo saqué en el Banco Provincia y nos dieron $ 1.050.400  a pagar en 10 años (120 cuotas mensuales). En el momento que lo otorgaron me dijeron que la cuota no superaría el 25%de nuestros ingresos. Empezamos pagando $11.520, y este mes pagamos la cuota 47 a un valor de $42.902,31 porque yo diferí cuotas, sino el monto real por mes sería de $51.000”, inició la mujer en diálogo con LAPLATA1.com.

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“En junio del 2018 me jubilaron, o sea bajaron mis ingresos, pero al banco no le importó. Con las medidas que dio el gobierno congelamiento de cuota (no de capital ni de Uva) diferimiento, al final de la vida del crédito sólo fueron parches, porque cuando el 31 de marzo se levantó el congelamiento, nos crearon cinco préstamos más, lo que a la actualidad debemos más de 4 millones. Más que una locura,  es una estafa”, agregó indignada.

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Y amplió: “mi hija reside en la casa. Siempre me ayudó a pagar la cuota. Imaginate que el monto mensual es el 80% de mi sueldo. Nosotras estamos agrupadas en el Colectivo de Hipotecados Uva y tratamos de hacer acciones en conjunto. No voy a poner en venta la casa. Ahí no solo están todos mis ahorros sino mi historia personal. Yo nací es esa casa, tengo 66 años y mi sueño se convirtió en una pesadilla”.

Denise, por su parte, se encuentra en una situación crítica, ahogada por las deudas interminables que arrastra junto a su marido. “En 2017, con mi marido alquilábamos un departamento, hasta que nos enteramos de la línea de créditos hipotecarios Uva; con el speech de la posibilidad de pagar una cuota similar a la de un alquiler, así que nos acercamos a la sucursal del Banco Provincia, donde percibíamos nuestros haberes (ambos empleados estatales). Nos hicieron los cálculos y nos asesoraron, con los valores a la fecha. La verdad es que nos pareció una posibilidad enorme, y la familia nos ayudó a juntar los ahorros para cubrir el % restante y otros gastos que el Banco no te cubría.

La verdad es que el mercado inmobiliario estaba explotado, literal. Había muchísima gente buscando propiedades, porque incluso para ese entonces, tomaban créditos para segunda propiedad. Con lo cual en el transcurso de los meses, desde que nuestro crédito fue pre aprobado, fueron cambiando las condiciones. Por ejemplo, la tasa de interés, de un 5, a un 7%.  Asimismo en la búsqueda, ibas a ver una propiedad y junto a tu visita había dos más. Creo que en un punto el mercado inmobiliario también hizo sus estragos, incluso las propiedades estaban sobrevaloradas”, relató junto a este medio.

“Finalmente encontramos una propiedad, acorde a nuestros números (no a nuestras expectativas, de a poco el sueño se caía). Si bien dimos la seña en diciembre con un dólar a 17 pesos, terminamos firmando en mayo 2018 con un dólar a 24. Eso no fue culpa del Banco, sino de la usura de la inmobiliaria que no fue clara respecto a las condiciones de la propiedad, si bien era apto banco se necesitaba una autorización judicial que nos demoró meses. Así que, en esas condiciones, estábamos cada vez más endeudados con la familia, porque por supuesto que el monto pre aprobado en diciembre 2017, en mayo de 2018 ya no alcanzaba. Comenzamos pagando una cuota de aproximadamente 10.000 pesos (similar a un alquiler), hoy pagamos 31.000. El crédito era a 15 años, y lo único que nos ofrecen es extender los años, es decir, no terminar nunca.  Tenemos 30 y 35 años, un hijo de 4. Pasamos de vivir con dos sueldos estatales, a tener ahora dos trabajos cada uno, es decir 4 ingresos para poder solventar la deuda bancaria y familiar mes a mes. La deuda crece día a día, ya ni abro mi homebanking porque me deprimo, de hecho, hemos tenidos varios problemas de salud, que relacionamos con el estrés vivido en estos años. En febrero de 2021, decidimos poner en venta la propiedad para saldar la deuda de una vez. Ya está bastante procesada la idea de vender, lo sentimos como un alivio realmente. Y no vemos otra salida. Evaluamos todo, y la angustia que pasamos fue grande. Desde pensar en vender el auto (que lo usamos para trabajar), a despertarme a la noche con urticaria nerviosa, o problemas digestivos y que el gastroenterólogo me diga que es estrés; mi marido con migrañas, y que el neurólogo le diga que es estrés”, anexó a su testimonio.

Por último, Perla, también víctima de los créditos, brindó su experiencia y le precisó a este diario que “tomé este crédito en 2018  con una cuota de 16 mil pesos, y hoy estoy abonando mensualmente 53 mil. Hubo medidas de alivio, como el diferimiento, que permitió pasar más tranquilos la pandemia, pero sabiendo que se me agregó un año más de vida de crédito. El aumento de capital es monstruoso, no para; de 2 millones y medio, a 8 millones. Sumamos horas de esfuerzo y uno hace lo imposible por pagar y no caer en mora. Es un esfuerzo familiar y una responsabilidad que nos une”.

“Los bancos deberían reepactar y reestructurar nuestras deudas, porque claramente ellos han sido los grandes beneficiados en este contexto. Volviendo a una mirada más macro y analizando lo que significó esta política de créditos, es necesaria la intervención del estado, así como la intervención se hizo para la creación, hoy por hoy, para la corrección y desvíos que han tenido este tipo de herramientas, necesitamos que sea posible que el gobierno pueda actuar prontamente y nos permita un equilibrio entre las partes”, completó.

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