“Si un niño te pide entrar y no contás con esa moneda… en ese caso ¿el precio? Es una sonrisa…”, reza el eslogan que figura en el frente de la calesita de Rodolfo en el mítico Parque San Martín de La Plata. Un mensaje directo, con la inclusión como bandera.
“La situación está fea viste, y que un pibito se quede afuera, te parte el alma”, le comentó a LAPLATA1.com el precursor de esta estructura de madera encargada de transmitir felicidad a todos los chiquitos de la ciudad.
Rodolfo se prepara para un nuevo festejo por el Día del Niño y pretende celebrarlo a lo grande. “Justo el domingo se cumplen 3 años de que la abrí y ese día fue gratis; y para este domingo vamos a regalar golosinas, juegos gratis y animación desde las 14:30”, agregó.
La historia de amor entre él y su calesita data del año 2002. “La calesita la instalé en el 2002. Un día pase por Plaza Moreno, y frente a la Catedral bajaban del ómnibus contingentes de niños turistas y pensé y que sería bueno que tengan un rato también de diversión; entonces me dirigí a la Municipalidad a pedir un permiso para poner una calesita, me sacaron corriendo porque según ellos Plaza Moreno es una réplica de una plaza en Francia y había que respetar esas características. Después, más adelante, vi que estaban demoliendo el regimiento 7 de infantería, hice el pedido para ponerla ahí y también me lo negaron. Les expliqué que no entendía la razón y le dije al director de espacios públicos de ese entonces que una calesita en medio de una plaza es como un florero con coloridas flores en medio de una mesa, pero no sé qué intereses tenían, me la seguían negando hasta que un día se presentó la oportunidad de comprar la de Plaza Belgrano. Con un amigo, quien después fue mi socio, nos dieron un poco de pedal y la pudimos comprar, la renovamos con música nueva, colorido y logramos hacerla muy popular en los años 90. Los sábados y domingos la gente hacía cola para entrar, era todo alegría y felicidad hasta que los vándalos empezaron a hacer destrozos y entraron a robar, a punto tal de hacer un boquete en la boletería para robarme el equipo de música”, recordó.
Y amplió: “también entraban y ensuciaban, hacían sus necesidades y eso me llevó al hartazgo; decidí vender mi parte y empezar en la nueva lucha de conseguir un permiso para instalar otra, y una mañana, después de no poder evitar el llanto delante del director de espacio, él me calmó y me ofreció el parque San Martín y fue ahí que invertí todo lo que tenía, y es está calesita que hoy ves. El hecho de la gran concurrencia creo que en parte se debe a que soy actor y esencialmente payaso, juego, interactúo con los padres y amo a los chicos tanto como aquellos protectores de animales, porque esa es la realidad. Fijate que no existe un barrio sin productos para mascotas, pero si querés comprar un juguete para un niño, tenés que ir a un centro comercial. Ver llorar un chico es como agarrarme un dedo en una morsa”.
La situación no es apremiante, sobre todo en estos casi dos años de pandemia. No obstante, Rodolfo la pelea día a día para brindar el mejor servicio. “No son todas ganancias porque una ficha está 50 centavos y permanentemente, sumando a eso, el mal tiempo me obliga a no trabajar. Y la gente es maravilloso y no lo digo por quedar bien, la gente jodida hace la suya y no se molesta a llevar al nene a la calesita, fijate que no solo los padres llevan muchas veces son abuelos y otras tíos. Trabajamos mucho con mi hijo Brando y un gran amigo Jair González, él hace lo más técnico, pero si pasas vas a ver que lamentablemente la lona reventó por todos lados y el piso da lástima pero bueno, de a poquito espero ponerla en condiciones óptimas. La cale es mi cable a tierra”, deslizó.
