Leonardo y Sebastián son amigos, viven en La Plata y arrancaron en medio de la pandemia un proyecto muy novedoso: ofrecen huertos para poder plantar en los departamentos del centro de la ciudad.
“Lo comenzamos con la pandemia a raíz de unos cursos de huerta que hicimos en la escuela agraria del Parque Pereyra”, recuerda Sebastián a LAPLATA1.com.
Fue así que comenzaron a construir huertos para ellos mismos. Habían quedado muy bien. Y pronto decidieron abrir el juego a su venta: primero a sus amigos y familiares, y luego al público en general. Ya tienen más de 2.000 seguidores en Instagram. Se llaman “Huerto Urbano”.
El espíritu del proyecto es muy simple: que el cemento y el poco espacio no sea un impedimento para poder plantar y disponer de hortalizas, frutas, verduras y aromáticas.
“Hacemos de distintos tamaños y los entregamos protegidos. Tenemos modelos grandes de 1,70 metros por 70. Allí podés plantar simultáneamente tomate, lechuga, acelga, espinaca y morrón, por ejemplo”, explica Sebastián.
También hacen composteras y buscan concientizar a la gente de volver a las comidas orgánicas y naturales.
“Siempre fui un apasionados de la gastronomía y la cocina. Me gustaba tener albahaca, perejil y orégano. El tema es que cuando no tenés grandes espacios es difícil generar la huerta. Un poco por eso surge la iniciativa. Vengo de una familia de gastronómicos. Mi madre es una gran cocinera y ella me enseñó la pasión por el arte culinario. Cuando me vine a La Plata quise tener mis pequeños lugares verdes, por más pequeño que sea”, cuenta. Ahora vive en 27 y 46.
La pandemia fue un momento duro para todos. No fue la excepción para Sebastián, que hasta ese momento se encontraba desocupado. Se sostenían con el ingreso de su pareja pero el mes quedaba bastante largo. Este emprendimiento trajo un soplo de aire fresco a su economía.
Según cuenta, no solo hay jóvenes que buscan acercarse de otra manera al medio ambiente y lo natural, sino que estos huertos también constituyen una solución para las personas mayores.
“Mucha gente mayor quiere tener su huerta y quizás dispone del lugar para hacerlo, pero ya no puede agacharse tanto. Entonces ideamos los huertos con patas y una altura mayor, así trabajan más tranquilos sin forzar su espalda”, detalla Sebastián. Dos capos.
