Era empresaria en Venezuela, se fundió, llegó a La Plata y empezó desde cero: "Nunca voy a olvidar lo que hicieron por mí"

Sociedad 27/09/2021 . Hora: 12:37
Por Francisco Angulo
Periodista.

Ana nació en Venezuela, pero ya se siente también platense. Tiene ua historia de vida increible y dialogó con LAPLATA1.com. Momentos lindos y momentos también muy duros.

Ella llegó a nuestra ciudad en 2019, pero dos años antes lo habia hecho su hijo con tan solo 19 años. Toda una odisea.

"Nosotros en Venezuela teniamos una empresa. Éramos operadores turísticos y organizábamos viajes en yates y lanchas. También teníamos en la costa una tienda de ropa", recuerda Ana.

Pero en el 2016 empezaron los problemas económicos. La mejora nunca llegó y tuvieron que cerrar absolutamente todo. El panorama era muy delicado. Fue el hijo de Ana quien decidió formar las valijas y llegar a nuestro país.

"Fue muy triste y teníamos miedo", cuenta Ana. La idea era que el pequeño fuera a Buenos Aires, pero se terminó enamorando de La Plata.

"Llegamos al punto de depender solamente de lo que él nos mandaba mensualmente desde Argentina", agrega.

El joven encontró rapidamente un buen trabajo y sus jefes lo ayudaron en la adaptación. Ana no para de agradecer ese apoyo que le brindaron los argentinos.

"Para mi ha sido muy dificil aconstumbrarme. Es muy linda La Plata y me encanta Argentina, pero yo vivía cerca del mar y trabajaba en el mar, y ahora no lo tengo cerca", dice Ana.

"Siempre he sido una mujer que me he superado. Teniamos que hacer cualquier cosa para salir adelante. Con el tiempo, la situación económica también se fue poniendo mas compleja en Argentina. Entonces decidí comenzar con muchos emprendimientos", señala.

Pero lamentablemente no caminaban como ella esperaba. Fue su hija, de 9 años, la que tuvo una idea tan simple como brillante: que su mamá empezara a cocinar y vender comidas típicas de la región. En su país, ella se habia destacado mucho en la parte culinaria, aunque siempre de manera amateur. Ana tenía la posibilidad de transformar su talento en un negocio para subsistir.

Así fue que nació Budare y Trigo, un emprendimiento cuyo fuerte son las arepas. Su pasado como operadora turística la ayudó para comercializar de manera atractiva y captar nuevos clientes.

"Soy una mujer de retos y desafíos. Como siempre me gustó el turismo, mantengo el lema que también aplica para la cocina: que la persona o cliente nunca olvide el producto o servicio que brindamos", subraya. La calidad para Ana no se negocia.

"La idea es que cuando se coman una arepa, se remonten a Venezuela, o que los argentinos conozcan lo que es el plátano frito. Gracias a Dios hemos logrado que al argentino le guste el sabor. Tenemos clientes colombianos, de Costa Rica, venezolanos y brasileros", cuenta.

Y cierra con mucha emoción: "Cualquier argentino que me diga que va a Venezuela y quiera llegar a mi casa, siempre la vamos a tener abierta. Nunca voy a olvidar lo que han hecho por nosotros. Donde vea un argentino le voy a servir como si fuese mi familia. Siempre será nuestra segunda tierra".