Una influencia mexicana salvó a un platense de un momento muy complicado en el medio de la pandemia.
Su nombre es Iván, tiene 44 años y dialogó con LAPLATA1.com de sus particulares “quesachichas” con rellenos que fueron variando a pedido del público.
“La idea surgió porque yo estaba en una empresa familiar, y cuando empezó la pandemia se complicó todo económicamente y me abrí. De un día para el otro no tenía nada para hacer y estaba todo muy difícil”, recuerda.
Fue allí que su familia y amigos lo incentivaron para vender esta preparación que tanto deleitaba a sus amigos.
“Era una comida que hacía para amigos de vez en cuando, y salió la idea de mi familia de hacerlo para venderlo. Al principio me fue relativamente bien. Me zafaba de los gastos diarios. La pandemia me golpeó muy fuerte”, asegura.
Las quesachichas son tortillas de trigo de 23 centímetros de diámetro y cuentan con diversos rellenos que se fueron sumando con el correr de los meses. Rellenos de pollo, de queso cheddar, de bondiola, de vegetales y de calabresa, entre otros. Y siempre con una salsa: guacamole, barbacoa y pico de gallo.
El negocio creció fuerte y ayudó a Iván a pilotearla en un periodo muy complejo.
Pero cuando empezaron a flexibilizarse las restricciones del sector gastronómico, la gente volvió a salir y el emprendimiento a domicilio de este platense empezó a menguar.
“Cuando empezaron a abrir, la gente se tiró más para los restaurantes, y ahí bajó mucho la venta, y tuve que pensar en otra alternativa. Conseguí un nuevo trabajo en el Correo y ya me costaba enfocarme un 100% en la comida. Hice las dos cosas en simultáneo algún tiempo pero no podía. Y me quedé en el Correo" explica.
Las últimas quesachichas que vendió fueron en febrero de este año. Ahora solamente las disfrutarán sus amigos y familiares. ¿O volverá algún día a comercializarlas?
