Sebastián es de Colombia y desde hace varios años está afianzado en La Plata. Tiene una historia riquísima: lloró en su primera clase de Biología pero pasó la tormenta y hoy brilla dando clases particulares. Está muy cerca de recibirse.
Según contó a LAPLATA1.com, todo empezó cuando tenía 14 años. Estaba desayunando un café con leche cuando vio en su viejo celular Nokia una publicidad muy particular: una empresa que asesoraba a colombianos para irse a estudiar al exterior.
Era una idea que Sebastián ya venía masticando. Su idea era seguir Medicina. Pero en Colombia era muy difícil: inclusive en las universidades públicas tiene un elevado costo y un curso de ingreso muy estricto.
“Se presentan 9.000 personas, pero pasan 150. Casi nadie aprueba. Era difícil. Mi sueño lo veía cada vez más frenado. Siempre fui una persona muy dedicada en el colegio. Las materias que me gustaban le metía a full y me iba bien. La capacidad la tenía. Pero cuando vi la publicidad de Argentina me dio mucha esperanza y curiosidad”, recuerda.
En esa primera charla de la empresa hablaron de la cultura argentina y fundamentalmente de la UBA. Sebastián le comentó la idea a su mamá. Ella aceptó. Y lo acompañó a una segunda charla. La decisión ya estaba tomada: estudiaría Medicina en Argentina y su mamá lo ayudaría en lo económico.
Pero fue allí que un amigo suyo cambió los planes. Él ya estaba en Argentina, pero no en Buenos Aires, sino en La Plata.
“La UNLP en Medicina tenía la fama de que también el curso era muy restrictivo, con exámenes inaccesibles", cuenta Sebastián. Corría el año 2015. Pero su amigo lo convenció: “Me dijo que La Plata era muy bonita y más económica”.
Fue así que el joven colombiano rompió con la asesoría de la empresa y empezó a recorrer su futuro en La Plata guiado por su amigo.
“Yo nunca había vivido solo. Me tenía que enfrentar a valérmelas por mí mismo. De adolescente había tenido algunos trabajitos pero inicialmente tuve el respaldo económico de mi mamá”, reflexiona.
Primero vivió en un hostel de La Plata y luego pasó a la pensión donde vivía su amigo. Finalmente se acomodó en Berisso donde residía un compañero que conoció en la Facultad. Y para bancarla en lo económico trabajó en una ferretería. Un todoterreno.
Pero cuando llegó a La Plata, Sebastián tuvo una gran noticia. Había eliminado el examen de ingreso restrictivo en la UNLP. Sin embargo, no fue un primer año fácil: el joven colombiano recuerda que hubo bochazos y eliminación de varias instancias de recuperatorio.
Un dato que ilustra su enorme capacidad: él cursaba en la comisión 49 de Biología y fue el único que aprobó.
“Estudié muchísimo. Al principio me dio miedo. Pero miré muchos videos de Youtube, no tenía la posibilidad de pagarme un instituto. Llené un montón de cuadernos con notas y dibujos; eso hice con Biología y Anatomía. Estaba muy intenso y la biblioteca pasó a ser mi segundo hogar”, dice.
Pero no todas fueron fáciles de entrada. Sebastián recuerda que se fue llorando de su primera clase teórica de Biología. Era un mar de gente y sentía que no estaba capacitado para emprender ese camino universitario. Las vueltas del destino: fue esa profesora quién luego le tomó el final (Mónica Polo) y Sebastián aprobó de forma sobresaliente. Allí lo invitó para que sea ayudante-alumno de su materia y el joven le tomó el gusto a la docencia.
En los últimos meses, las dificultades económicas se agudizaron. Sebastián dejó las ayudantías y comenzó a trabajar en un instituto. Hoy da clases particulares. La rompe. Todos lo recomiendan. Y está a punto de recibirse. Un capo.
Quien quiera contar con sus servicios debe contactarse al 221 669 5934.
