Erica tiene 53 años, es de La Plata y desde hace 6 años es la “Gepetto” de nuestra ciudad. De chica fue una apasionada por los muñecos y las marionetas, pero su emprendimiento superó todas las expectativas. Fabrica y vende en La Plata, pero también recibe pedidos del interior bonaerense.
LAPLATA1.com dialogó con esta vecina de Barrio Jardín. “Soy docente jubilada, estudie secundario y Facultad en Bellas Artes. Siempre me gustó pintar y hacía títeres para amigos titiriteros. Hace 6 años se acercaba la jubilación y decidí comenzar con mi emprendimiento”, resume Erica.
Su emprendimiento se llama “Gepetto: títeres y marionetas” en honor al personaje de Pinocho.
“Empecé a hacer títeres cuando tenía 20 años. Tengo una amiga titiritera que me pedía que le hiciera títeres hace más de 30 años. Un verano hice un curso de construcción de títeres en la Escuela Taller Municipal de Arte del Pasaje Dardo Rocha y a partir de ese momento cada vez que podía hacía títeres. Siempre estuvieron ahí esperando el momento en que la docente se volvió titiritera”, cuenta.
“Durante la pandemia trabajé muchísimo aunque se dificultó la compra de materiales y las entregas. Realizo aproximadamente 12 marionetas por mes. Trabajo con goma espuma forrada o pintada. Normalmente el tamaño es de 50 cm pero realizo desde títeres de dedo hasta marionetas de 1 metro”, explica.
Erica hace títeres de lo que sea. Muchos clientes le envían fotos y ella los confecciona a la perfección. “Lo querés, lo tenés”, es su lema.
“Fui maestra y profesora 30 años, ahora soy la mamá de los muñecos. Asi me dijo uno vez una cliente y me encantó. Me considero una privilegiada por haber trabajado siempre en trabajos que me gustan”, señala.
¿Los títeres pasaron de moda? Erica dice que no. “Hay toda una movida de cuenta cuentos y titiriteras muy importante en La Plata. Roxi Drucker cuenta cuentos y viaja por el país dando funciones y cursos. En la biblioteca al otro lado del árbol en Parque Saavedra también hay funciones de títeres. Los adultos somos los que podemos mostrarles a nuestros niños que hay más cosas además de las pantallas”, reflexiona.
Y concluye: “Hay abuelas que me compran títeres de dedo para contarle cuentos a sus nietos. Hay varias maestras que me compran títeres para usar en sus clases. Creo que el haber tenido más tiempo para compartir con los niños en la casa durante la pandemia ayudó a buscar otras actividades”.
