Francisco fue protagonista de una historia paranormal que jamás olvidará. Ocurrió en La Plata, precisamente en la casa de Gobierno local ubicada en 6 entre 51 y 53.
Ocurrió hace 5 años y aún tiene muy presente aquel episodio vivido. Nació en Tucumán pero sus papás son platenses. Y en 2016 decidió venir a vivir a nuestra ciudad, donde encontró la posibilidad de un trabajo estable.
“Gracias a familiares y amigos, conseguí un trabajo de secretario en la sección atención al público de la casa de gobierno. Fue un trabajo que me gustó mucho, pues la relación con mis colegas era excelente. Pero allí tuve una experiencia que jamás olvidaré”, relató inicialmente en la publicación del sitio Tucumán Paranormal.
“Un día hubo un apagón. No era de noche, sino el mediodía; pero la oscuridad en el interior del edificio de grandes dimensiones, más su diseño correspondiente a otra época, hicieron que pareciera que llegó la noche de golpe. Aprovechando el alto en el trabajo, fui en busca de una gaseosa; caminaba iluminándome con mi celular, y pasando por unas escaleras, vi una niña que venía bajando por ellas; aquella niña vestía de blanco y su vestido era como de una época antigua; y lo que me impresionó más fue que su vestimenta refugía. Quedé petrificado. No podía mover ni un músculo. La niña bajaba y me miraba sonriente. Aquél momento pasó en cámara lenta. Nunca lo olvidaré. Luego de eso, un guardia me encontró. Yo no sé que más pasó, porque es como si hubiera caído en un sueño o algo así. El guardia me habló y salí de ese estado. El me sacudía el hombro y sólo me preguntaba si me encontraba bien”, recordó.
“Después de ver eso, quedé mal. Me enfermé. Ese día pedí permiso para retirarme. Luego de que el médico constató que me encontraba bajo un cuadro de descompensación, me mandaron a casa. De lo que vi, no se lo dije a nadie en el trabajo, al menos no en ese momento. Pero al día siguiente, me enteré que otro empleado también la vio, y según dijeron, éste le sacó una foto. A mí no me nació la curiosidad de ver aquella foto, porque la vi muy cerca mío, y ella sabía que la estaba observando, eso provocó un quiebre en mi, pues toda vez que se hablaba de ella, me corría una sudoración en mi cuerpo. Ya no quería estar sólo allí, ni siquiera ir al baño, porque me aterraba la idea de encontrármela de nuevo”, agregó.
Y completó: “nunca entendí bien por qué esa niña deambula allí, ni qué busca, y muchos menos por qué se manifestó conmigo. Allí se hablaba de todo, hasta de un cementerio indio bajo los cimientos. No sé... a comienzos del año siguiente, dejé de trabajar allí. Aunque alguien pudiera pensar que lamenté ello, pues debo decir que no; dejar de trabajar en ese lugar, para mí al final resultó en un alivio".
