Las grúas de acarreo fueron presentadas con bombos y platillos en La Plata, aunque no dejan de sembrar dudas en la ciudadanía local. Las primeras seis se encuentran recorriendo el Casco Urbano de la ciudad y City Bell desde el primero de octubre, y las próximas diez lo harán a partir de noviembre, según había informado el intendente local, Julio Garro.
Y se celebra que intenten acomodar, reordenar y emprolijar el tránsito caótico que día a día se vive en La Plata. El platense lo padece en distintas situaciones, se palpa en la cotidianeidad, se sufre, embronca, altera. Pero no lo hacen.
“Significa que tomemos conciencia a la hora de estacionar”, había destacado Garro en su discurso. Pero de lo que no se percato el intendente, es que no hay lugar para detener los vehículos. No hay lugar para estacionar. No hay. Es imposible en hora pico, y menos en el Casco Urbano.
Por si fuera poco, los vehículos en doble fila son una constante, no sólo en las cuadras donde hay movimiento escolar, sino también en distintos puntos de la ciudad. ¿Se multa esa actividad? ¿Se trabaja en pos de erradicarlo? No. Cuando dicho accionar también genera alteraciones en la ciudad, y enlentece enormemente el tránsito.
¿Y las bicisendas? Otro tema aparte. En el carril ascendente que va hacia la zona norte del Casco Urbano, que muchas personas utilizan para trasladarse desde el microcentro hacia la zona de La Loma, La Cumbre o para tener una salida rápida hacia 31 y 32, y de allí dirigirse hacia la zona de la avenida 520, con salida hacia Romero o Abasto, es intransitable por momentos, generando (la mayoría de las veces) una sola fila de autos y demoras en la circulación. Ni hablar de calle 53, donde es imposible acceder, por el ínfimo espacio que queda para circular.
Problemas diversos y de gran rango que por ahora, no tienen solución y van más allá de montar un operativo con grúas de acarreo…
