Se llama Eduardo, pero le dicen “El Paisa”. Se vino desde Entre Ríos a La Plata, formó una familia y hoy comparte sus secretos sobre el asado desde Punta Lara.
“De adolescente vino a trabajar de jornalero, siempre su vida fue en el campo. Luego en el 2015 se vino a La Plata por trabajo y acá formamos nuestra familia desde abajo, siempre luchándola”, cuenta en diálogo con LAPLATA1.com Daniela, su pareja. Ambos son los cerebros de El Paisa Asador para Eventos, un emprendimiento familiar.
“La idea surge porque a él lo apodaron El Paisa y en la necesidad laboral y de progresar, surgió mi idea de crear un servicio donde él ofrecía sus conocimientos de la ‘ceremonia que es hacer un asado’”. “En cualquier lugar que vaya o que esté lo primero que va a ver siempre es la parrilla. Es un apasionado”, agrega.
Crearon un Facebook y un look acorde: su bombacha, su boina, sus alpargatas, y el humor entrerriano que le pone para la jornada larga al lado del fuego.
“La pandemia nos dejó muy mal. No trabajamos prácticamente casi nada, pero no perdimos la fe. El Paisa es la cara visible y detrás hay una familia de amigos y mucha gente honesta y querida que nos acompaña y espero que nos sigan acompañando por mucho tiempo. La mejor recomendación siempre es el boca en boca y nosotros disfrutamos mucho cocinando y atendiendo a la gente”, dice Daniela.
¿Cómo se conocieron? Ella es de Berisso y se vio por primera vez con Eduardo en un cumpleaños de 18. Fue un flechazo. Ahora formaron una familia con dos hijos.
Mientras LAPLATA1.com habla con Daniela, Eduardo está prendiendo el fuego. No para. Pero se hace un hueco para contar cómo es esta pasión argentina.
“Para hacer un asado hay que pensarlo varios días antes. Es un ritual, es una ceremonial. No es solamente tirar la carne y mientras tanto me voy a lavar el auto. No, flaco, no es así. Hay que dedicarle tiempo. Lleva su cocción, su temperatura, sus brasas. Es algo que viene de nacimiento”, explica.
A El Paisa no le gusta la carne muy condimentada. Solo sal o salmuera. También remarca la importancia de conservar una buena estética y sentido del humor. Para la parrilla, su corte predilecto es el vacío, mientras que también le pone fichas al costillar pero en asador.
Y completa con una máxima que no hay que olvidar: “La carne no se corta ni pincha. Nunca”.