Hace unos días, en la Conferencia de Industriales 2021, el ilustrado Intendente Municipal hizo gala de su criterio para decir que uno de los problemas que aquejan a los empresarios es que "cuesta conseguir recurso humano con ganas de laburar".
Quizá se necesite un psicólogo que lo chequee, pero con la "falta de ganas de trabajar", pareciera que Julio Garro está proyectando frustraciones o inseguridades propias de su gestión al pueblo. El Intendente puede hablar de cómo la generación de empleo es un pilar importante para él, pero sigue careciendo de un proyecto serio, sino que toma medidas circunstanciales que pide la coyuntura.
Los parques industriales a esta altura ya no pueden esperar que la gestión se acuerde de ellos, porque eso implicaría una inversión real a largo plazo. Las mayores hazañas del Municipio en busca de la generación de empleo es el alivio fiscal a las empresas que quieran instalarse en nuestra ciudad, como otro golpe efectista al que acostumbró a los ciudadanos.
Llama la atención que se podría hacer tantísimo por el empleo de La Plata, justamente, trabajando como se debe, ni siquiera con el sacrificio de invertir. Hay que admitir que tal vez es más interesante viajar a Dolores en un día de semana, o que las correspondencias políticas dejan a algunos funcionarios atados de manos.
No hay un rumbo a seguir para la generación de empleo joven, tema muy fuerte en la agenda de esta campaña. Ni siquiera existe la intención de aprobar un proyecto ya diseñado, presentado por el edil Facundo Albini en septiembre del año pasado, que proponía crear convenios con el sector privado para que los egresados de las universidades platenses puedan tener salidas laborales. Producto de la falta de voluntad, quedó cajoneado.
Otro de los rubros que insólitamente aún se encuentra sin definiciones políticas claras es el del cordón frutihortícola, que queda a la deriva, no hay un destino ni un objetivo a seguir. Al famoso tomate platense, se le va a sumar la cualidad de ser hecho contra viento, marea y precarización laboral. Más que claro está que el limbo caótico de indefiniciones da lugar perfecto a que entre la especulación inmobiliaria.
Por otra parte, aunque ya dejando la exigencia de lado y trayéndolo como una discusión que tiene que comenzar a darse, el boom cultural de los emprendimientos es inaudito y vino para quedarse, teniendo en cuenta que sus prácticas se arraigan en el flujo de información y relaciones que traen consigo las redes sociales. De nuevo, ni siquiera se necesita una gran inversión, sino generar los marcos normativos para que puedan pasar a ser una opción laboral formal, sin perder las libertades esenciales que caracteriza a esta práctica.
En fin, Garro tiene razón, lo que falta son ganas de laburar. Pero el problema es que debería repetirlo en los pasillos de 12 entre 51 y 53.
