El martes 9 de noviembre Milagros, junto a su novio, se acercaron al cementerio ubicado en calle 131 y 72 para llevarle flores a su abuelo. Jamás se iban a imaginar que terminarían siendo parte de un asalto dentro de las propias inmediaciones del lugar.
“Todo iba normal, llegamos al lugar donde está enterrado mi abuelo y mi novio se quedó con mis cosas y se alejó un poco para darme un momento a solas. En un momento pasó un hombre y me dice "hola todo bien?" algo que me pareció extraño. Pense que era alguien que trabaja acá, y le respondí con un "hola". Cada tanto giraba a ver si mi novio seguía ahí, hasta que en un momento lo dejo de ver, a lo que pensé bueno me lo debe estar tapando el árbol, pero no”, expresó la joven.
“Resulta que este hombre que me había saludado le pidió la hora, y cuando se la da y guarda el celular este se levanta la remera y le muestra que estaba armado, y pide que le dé el celular porque sino se iba a poner violento. Al mismo tiempo se lo llevó a mi novio a un lugar más apartado donde hay mausoleos, en donde no había nadie, abrió mi mochila, la revisó, agarró cosas y al encontrar nuestras billeteras solo por tener cara de buen pibe accedió a dejar nuestros documentos”.
“Cuando terminó de revisarlo para ver que más nos podía sacar le dice que se vaya para donde estaba yo, así él podía escaparse por el lado contrario. A todo esto yo seguía en donde estaba, hasta que en un momento viene Valentino y me agarró diciéndome que empiece a caminar, porque le habían sacado todo, que no mirara para atrás y que no diga nada. Ninguno de los dos caía en lo que estaba pasando, salimos corriendo a la entrada mas cercana, llorando desesperados pidiendo por favor que llamen a la policía porque nos habían robado a mano armada adentro del cementerio”, indicó Milagros.
Luego el guardia de la seguridad alertado por esta situación se encargó de llamar al 911 para que los efectivos policiales encuentren al ladrón que terminó huyendo luego de cometer el ilícito. Entre las pertenencias que se apropió fueron los celulares de los jóvenes, unos anteojos y billeteras con dinero.
En diálogo con LAPLATA1.com Milagros agrego qué “Se dio todo muy rápido, casi en 5 minutos. Con mi familia decidimos no hacer la denuncia ya que que creimos que iba a ser una pérdida de tiempo”, y añadió: “Ojalá no vuelva a pasar. Nosotros tuvimos la suerte de no cruzarnos a un chorro con un mal día, de ser así quizás no tendríamos la suerte de contar lo que nos paso. Ya no se puede ni ir a llevarle flores a un familiar sin que este la posibilidad de que te terminen pegando un tiro. Por favor tengan cuidado, nunca nos imaginamos que ir a ver a un familiar al cementerio pondría en riesgo nuestra vida".
