Se peleó con un profesor autoritario en un taller de La Plata y dio un giro de 180 grados gracias a su novia: "Hice el click"

Sociedad 18/11/2021 . Hora: 12:45
Se peleó con un profesor autoritario en un taller de La Plata y dio un giro de 180 grados gracias a su novia: ”Hice el click”
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

Esteban Ripa Mascaro es de La Plata y empezó a escribir en el 2000. A sus 17 años comenzó su interés por la literatura.

Hoy está consolidado, brinda distintos talleres, publicó un libro de cuentos y en diálogo con LAPLATA1.com detalla cómo fueron sus inicios. No fue para nada fácil.

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“Mis ganas de escribir surgieron recién a los 17 años. Garabateaba los primeros poemas. Me creía que era bueno, pero claramente no era así”, recuerda.

“Elige tu propia aventura” y las historias de Julio Verne eran los aliados de Esteban en su adolescencia. Se anotó en la carrera de Letras de la UNLP pero no encontró lo que buscaba.

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“Como muchos, entré a la carrera pensando que te enseñaban a escribir, que te formaban como novelista, poeta y cuentista. Cuando entendí que ahí no te enseñaban eso, sino más bien a ser ensayista, profesor o crítico literario, abandoné. Fueron dos años. Me di cuenta que mi camino no era ese”, dice.

¿Y ahora cómo seguir? Se instruyó como autodidacta y empezó a concurrir a distintos talleres literarios.

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“Hay que tener la inquietud y sentir el deseo de ser escritor. Quizás haya algo del orden de lo innato, pero creo que un escritor se hace, no se nace. Como cualquier profesión. Hay que leer mucho con ojos de escritor para estar atento a los detalles”, explica.

“Los talleres son muy importantes. Hay algunos buenos, pero también es cierto que hay varios que son muy malos. Ahí te encontrás con gente que escribe, que te puede dar una devolución. En la vida vos no estás rodeado por gente que tenga el gusto por la escritura. Lo importante es la constancia y saber que es un camino largo. Siempre tenés que estar aprendiendo”, agrega.

También habla de la importancia de la intuición: “Podés leer muchos libros y tener docentes con tips, pero si uno no tiene la intuición de cómo poner el adjetivo correcto o cuándo bajar la intensidad se complica”.

Pero volvamos a la vida de Esteban. Luego de pasar por diferentes talleres, se topó con uno muy especial. Y no por lo bueno.

“El docente tenía un manejo autoritario. El que llegaba nuevo al taller era el que caía en la picota. El nuevo aportaba su texto, y los alumnos viejos se dedicaban solo a criticar al recién llegado. Había un ensañamiento. También se enojaba mucho si llegabas un poco tarde. Tenía sus autores de cabecera y si no te gustaba, se calentaba”, rememora.

Y sin dar nombres, dice: “Es famoso en La Plata por su mala onda. Como editor es excelente, pero en el taller e discutible su manejo”.

Tras esa mala experiencia, su pareja le propuso un giro de 180 grados: que en vez de seguir yendo a talleres, él mismo los dicte.

“Creo que tenés los conocimientos necesarios para lanzarte”, le dijo. Y se lanzó.

“Empecé con poquita gente, desde abajo, pero fui creciendo y aprendiendo. Pagué el derecho de piso”, cuenta.

“Una clave para ser buen escritor es tener paciencia, no ser muy autoexigente, y saber que no alcanza con una buena redacción. Escribir cuentos es algo complejo. Antes de escribir un cuento bueno, escribí 50 muy malos. En un momento te empieza a caer la ficha”, apunta.

A pesar de la pandemia, Esteban siguió brindando talleres. Es un sostén económico importante. ¿Le dará las gracias al profesor cascarrabias por ese cambio de 180 grados?

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