"Me caían las cucarachas en la cabeza": el platense que no le tiene miedo a los bichos y combate las plagas

Sociedad 07/12/2021 . Hora: 12:44
”Me caían las cucarachas en la cabeza”: el platense que no le tiene miedo a los bichos y combate las plagas
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

Pablo es platense y cuenta cómo es el laburo y la vida de un fumigador. Se trata de un oficio que parece en un segundo plano hasta que alguna plaga azota nuestras casas. Allí rezamos por su presencia y eficacia.

En diálogo con LAPLATA1.com, Pablo cuenta que todo comenzó en el 2015. Trabajaba en una fábrica de Olmos con horarios rotativos y quería “engordar” su sueldo. Por la dinámica de su trabajo, no podía encontrar otro empleo en relación de dependencia.

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Fue así que un conocido que vivía en Avellaneda lo metió en el mundo de la fumigación. Empezó a trabajar con él y luego emprendió su propio camino. Ahora podía manejar sus tiempos con libertad. Era su propio jefe.

Hoy es su principal fuente de ingreso: “Invertí mucho en publicidad y redes sociales. Tomé un curso, aprendí mucho y me capacité”.

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“Hay muchas mañas, técnicas que son de prueba y error”, explica. ¿Cuáles son las plagas más comunes en La Plata? Pablo menciona los roedores, cucarachas, pulgas, ratas y murciélagos. También recuerda que hubo un boom de alacranes.

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“Muchos venenos salen de circulación por efectos secundarios, hay que estar actualizándose e informándose todo el tiempo. Es algo que va evolucionando y cambiando”, señala.

La pandemia complicó su laburo. Sobre todo en el rubro comercial, que es uno de los nichos de los fumigadores. Ahora, con las reaperturas, la rueda vuelve a girar.

Pablo dice que no se impresiona por los “bichos”. “No sufro de eso”, manifiesta. “Vivo en zona rural, estoy acostumbrado a cruzarme con insectos y roedores. Me han tocado algunos casos donde fueron plagas grandes y quizás te podías sorprender. Pero con paciencia y perseverancia lo pude resolver”, agrega.

Y cuenta una anécdota no apta para gente impresionable: “Hay casos asombrosos. En una casilla prefabricada, por ejemplo, me acuerdo sobrepasó lo que podía imaginar cualquier persona. La familia me dice que había muchas cucarachas pero no pensaba que era tal la situación. Uno se pone a pensar también cuánto tiempo habrán convivido con eso. Tuve que usar una gorra porque me caían las cucarachas en la cabeza”.

“No se resuelve de un día para el otro. No es mágico. Lleva tiempo. Y eso lo planteo desde el inicio del tratamiento para que la gente entienda”, señala Pablo.

Y completa: “Hay muchos insumos y elementos en dólares. Realmente los fumigadores no cobran caro. Y también hay muchas enfermedades que no son conocidas y estamos expuestos a eso. Utilizamos medidas muy estrictas de seguridad. Pero es riesgoso. Por eso trabajo solo. Es una responsabilidad muy grande este trabajo”.

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