Este sábado y domingo, los Fundamentalistas del Aire Acondicionado se presentarán en el Estadio Único, con la participación virtual del Indio Solari que, de una forma poco convencional, vuelve a tocar en la ciudad que lo vio nacer artísticamente.
Como bien se sabe, Carlos Alberto Solari y Eduardo "Skay" Beilinson se conocieron en La Plata y allí dieron forma a Patricio Rey y sus redonditos de ricota. Sus primeros recitales ocurrieron en el Teatro Lozano, ubicado en calle 11 entre 45 y 46.
Aquellos shows fueron denominados "Lozanasos", y se destacaron por tener una impronta absolutamente vanguardista, llena de payasos, maestros de ceremonia, sultanes y bailarinas con poca de ropa. Pero como dice la letra, siempre fueron menos que su reputación. El ser vanguardia no era más que una mera circunstancia.
Corría el año 1977, cuando los recitales eran muy difíciles de llevar a cabo, los artistas de rock solo podían tocar si estaban afiliados al Sindicato de los Músicos, que solo tomaban a rockeros de Capital Federal, lo que complicaba a la banda platense.
Allí aparece un personaje clave: Carlos Mariño. Reconocido productor y locutor de nuestra ciudad en aquella época, tuvo un rol importantísimo en lo que forjó el under. De él fue la idea de camuflar el recital en otro tipo de espectáculo, para que ya no sea algo solo musical y el sindicato no tenga injerencia alguna.
Los show fueron conocidos y llegaron a salir en los diarios de la época, que caían en la trampa del vanguardismo. El espectáculo era circense, los maestros de ceremonia se tenían celos y se peleaban arriba del escenario, el ballet ricotero estaba conformado por mujeres con poca ropa. El público era igual de insólito, el Indio alguna vez contó que un reconocido dealer platense se había subido arriba del escenario y rompió un reloj muy caro saltando sobre él, sin ninguna razón aparente.
Allí nació también el nombre, Patricio Rey tiene varias teorías, pero "los redonditos de ricota" se sabe que fue puesto por Edgardo Gaudini, conocido también como El Sultán (por su disfráz en el recital) o El Doce (por su profesión de docente). Se trataba de un profesor de matemáticas del Colegio San Vicente de Paul en nuestra ciudad, que siempre fue atraído por la maginalidad, que lo terminó llevando a una muerte por 20 puñaladas. Él literalmente repartía buñuelos de ricota al público presente.
Para darse una idea de lo caótico de esas presentaciones, en algún momento arrojaban gallinas vivas desde el escenario, que corrían por todo el teatro. De hecho, hasta los errores parecían premeditados, debido a que todo podía ser posible.
El mismo Indio Solari contó en una entrevista con Mario Pergolini y Lalo Mir que un matutino elogiaba a "un despliegue pirotécnico y bombas de humo", cuando en realidad eran los dos maestros de ceremonia, que se llevaban mal y se molestaban uno al otro.
Pero toda la extravagancia sirvió para que la banda cumpla su cometido de tocar rock.
