Rodrigo Alfonso era un hombre de 57 años, de profesión albañil que llegó al país hace 33 años junto con sus hermanos, y con mucho esfuerzo pudo construir su casa y una familia.
De nacionalidad paraguayo, su hija Eugenia habló con LAPLATA1.com y lo definió como "una gran persona, muy querido por todos", especialmente entre la gente del barrio donde vivió toda su vida, y donde la perdió en manos de delincuentes.
La joven de 26 años, cocinera, explicó: "Aprendí a cocinar de mi papá y hoy en día es mi oficio. Por cuestiones laborales me mudé a Capital y él quedó viviendo solo en nuestra casa de toda la vida, que mi mamá y mi papá hicieron con mucho sacrificio".
Según contó, a Rodrigo le habían entrado a robar muchas veces, ya que "es una casa en una esquina que llama la atención", pero un domimgo hace 16 meses, todo cambió.
"Todos los domingos se juntaba con los hermanos. Ese día dijo que no por miedo al covid, y atípicamente se quedó en la casa. Entre las 20 y 22 horas entraron 3 personas y se encontraron con mi papá", comenzó el relato.
Lo que sucedió luego, le rompe el corazón a cualquiera: "Los testigos dicen que se escuchaba música fuerte, y pensaban que él estaba con gente, no les pareció raro, pero en realidad habían sido los ladrones que lo hicieron para que no se escucharan los gritos. Me recuerda a la dictadura, cuando ponían música fuerte para torturar gente", dijo.
Su hija asegura que "lo que tenía se los dio", pero de todas maneras "le pegaron con algo contundente, no quise ver las fotos. Lo vi en el velorio y a pesar del maquillaje no se disimulaban los moretones que tenía".
Alfonso falleció a causa de los golpes: "Lo mataron por nada, y no hay cosa más fea que saber que sufrió", dijo con mucha tristeza.
En la casa no había cámaras de seguridad, por lo que no pudieron ver exactamente qué sucedió, pero asegura que hay tres principales sospechosos. "Supuestamente en una llamada de WhatsApp con un amigo que le contaron que habían matado a un hombre en la cuadra de mi papá, y lo contó", dijo.
Además, los tres hombres gastaron dinero que no saben de dónde lo podrían haber sacado: "Se compraron una moto 0 km, pero nadie hizo nada. El comisario a cargo no quiso hacerse cargo y le pasaba la pelota a la DDI diciendo que él no tenía ganas de trabajar. El fiscal le aclaró que tenían que trabajar todos en conjunto, y a las dos semanas lo echaron de la comisaría".
Por último, aclaró: "No queremos que los maten, no pedimos eso, nada más que cumplan su condena, que paguen lo que hicieron. Hoy en día la mayoría de nosotros estamos destrozados, nos cambió la vida, la cabeza. Es un horror despertarte todo el tiempo con esas imágenes en la cabeza. Desde mi familia pedimos justicia, nada más".
