Alberto Fernández deberá romper “la maldición del tercer año” en el 2022 pero no la tendrá fácil

Opinión 26/12/2021 . Hora: 08:02
Alberto Fernández deberá romper “la maldición del tercer año” en el 2022 pero no la tendrá fácil
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

Para el 2022, Alberto Fernández deberá esquivar la maldición del tercer año de gestión.

Si miramos el último mandato de Cristina Kirchner y el de Mauricio Macri, claramente el peor año económico de ambos fue el tercero.

DENGUE PBA

Para Cristina fue el 2014. Ya a fines de enero empezó con una sorpresiva devaluación del 23% en un solo día. El dólar saltó de 6.75 a 8 pesos. Fue una convalidación asumida por Axel Kicillof y el banquero central Juan Carlos Fábrega. El objetivo era bastante claro: tratar de oxigenar las reservas del Banco Central que estaban en un claro sendero decreciente.

Fue un año intenso. La inflación escaló al 40% y el dólar se devaluó en la misma proporción durante todo ese año. Esto no era lo que buscaba el plan inicial. La idea era que el dólar creciera más fuerte que la inflación para ganar competitividad respecto al resto del mundo. Es decir: en diciembre de 2014 el país había regresado al mismo punto de partida que en enero. La devaluación no había servido de mucho.

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Por otro lado, Fábrega elevó la tasa de interés y aplicó una política monetaria más ortodoxa. La actividad económica, por su parte, cayó un 3%. Las jubilaciones y los salarios no pudieron ganarle a la inflación.

El 2018, tercer año del gobierno de Macri, fue todavía más caótico. El dólar oficial se salió de control, la inflación trepó al 48% y se recurrió al FMI en un movimiento desesperado para evitar la sangría de dólares. La economía cayó casi un 3% y tampoco las jubilaciones y los salarios le ganaron a la inflación.

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El tercer año es muy sensible para cualquier gobierno. Es la antesala a la elección presidencial. Si el tercer año es muy malo a nivel económico, quizás no haya luego margen para la recuperación. Y si la caída en el tercer año es muy profunda, inclusive con una recuperación en el cuarto año tal vez sea insuficiente.

Macri, por ejemplo, no pudo tercer el rumbo de su mal 2018. La economía siguió en recesión en el 2019 y con niveles de inflación igual de preocupantes. Lo del 2015 fue algo distinto: la economía tuvo una tibia reacción y la inflación cedió un poco cerrando en el rango del 25-30%, bastante por debajo del 2014.

También es cierto que muchos asesores recomiendan concentrar las malas noticias en el tercer año. En otras palabras: es preferible tomar medidas anti-populares o de correción de las cuentas públicas en el anteúltimo año y no en el año electoral.

Algo de eso ocurrirá en el 2022. Martín Guzmán sabe que hay desequilibrios que no pueden sostenerse. El propio Alberto Fernandez, en una entrevista reciente, dijo que ningún país puede vivir con déficit fiscal permanente y dijo que en el 2022 habrá menor emisión monetaria. También sorprendió con una definición sobre el acuerdo de precios: manifestó que estos programas deben durar un tiempo acotado. No pueden extenderse por mucho tiempo. Es una definición sorpresiva teniendo en cuenta que Roberto Feletti habló de la conveniencia de sostener una canasta de precios regulada para todo el 2022. ¿Un Alberto Fernández más ortodoxo?

Paradójicamente, el FMI puede ser una buena “solución” a esta encrucijada para el Gobierno. El Frente de Todos podría argumentar que todo tipo de corrección económica o “mala noticia” se debe a la consencuencias del préstamo con el Fondo y a sus exigencias. Y, de esa manera, compartir los costos políticos con Juntos por el Cambio, la fuerza que contrajo esa deuda. De esa forma, la maldición del tercer año ya no golpearía únicamente al oficialismo como en el 2014 y el 2018.

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