Tras la victoria en las elecciones legislativas, Juntos por el Cambio hizo casi todo mal. Solo se pudo anotar un “triunfo” en la votación por el Presupuesto 2022. Pero fue un “triunfo” que también trajo sus consecuencias internas: algunas espadas con responsabilidad de gestión levantaron el grito y, al igual que el Frente de Todos, hablaron de “irresponsabilidad”.
La derrota en la discusión de Bienes Personales fue otro capítulo de la zaga con el no calculado faltazo de tres diputados claves para la votación. La mesa nacional de Juntos por el Cambio trata de rearmarse, de volverse más institucional y representativa. Pero los cruces no aflojan. Gerardo Morales alza la voz de los que quieren colaborar con el Gobierno en el acuerdo con el FMI. No quiere jugar a la grieta ni a la chicana con el Frente de Todos y les recordó a los suyos que el préstamo fue contraido por el gobienro de Macri.
Pero lo más preocupante, quizás, sea la falta de entendimiento sobre proyectos o medidas económicas a aplicar. Se supone que en este 2022 Juntos por el Cambio ideará un programa económico para mostrárselo a la sociedad en el 2023 de cara a las elecciones.
¿Se pondrán todos de acuerdo? ¿O será un catálogo de expresiones de deseo sin muchos detalles? Hay claramente un sector de Juntos por el Cambio, que sinteticamente podríamos encasillar como los halcones del PRO, que pretenden imponer una agenda de claro corte liberal y para eso ya empezaron a trabajar en proyectos concretos junto a Javier Milei.
El tandem Milei – Bullrich es un hecho de la realidad. Parece que buscarán una agenda común. Pero ese tandem genera roces y tensiones en ambos lados. Muchos liberales no quieren saber nada con este acercamiento. El propio José Luis Espert criticó el proyecto de bajar el IVA que empujan Milei y los halcones. Dijo que es un proyecto populista. La gente de la Coalición Cívica coincidió con Espert. Tampoco apoyan la iniciativa. Una fractura expuesta.
A diferencia de años anteriores, ahora la oposición cuenta con un nutrido grupo de economistas de peso en Diputados. José Luis Espert, Javier Milei, Ricardo López Murphy, Martín Tetaz y Luciano Laspina, entre otros. Más allá de los matices, todos con inclinación liberal. Habrá que ver si ellos logran ponerse de acuerdo y hallar un relato más unificado.
Un giro de 90 grados que podría encausar estos cruces es la institucionalización de las diferencias en el diagnóstico económico dentro de la coalición. Dicho de otra forma: que Juntos por el Cambio se subdivida según la visión económica. Por ejemplo, podría haber un grupo de Juntos por el Cambio “socialdemocrata” y un Juntos por el Cambio “liberal”. Dividir a Juntos por el Cambio solo por partidos políticos o por agrupamientos electorales parece no estar funcionando. Los roces son constantes y es muy grande la confusión sobre lo que quieren para la economía.
Si estos subsectores se institucionalizan (implica aceptar que no todos piensan igual) se bajaría un poco la espuma de la tensión. Habría más margen (y tranquilidad) para la crítica interna y también blanquearía frente a la sociedad cuál es el proyecto de país que defiende cada división.
