Historias hay de sobra. Mitos también. La ciudad de La Plata esconde muchas situaciones llenas de asombro y misterio. Y en cada paso, en cada recorrido, renacen protagonistas de algún hecho particular.
Sus calles hablan, sus baldosas remueven recuerdos, y sus plazas, sobre todo, atesoran momentos jamás vistos y desconocidos.
Luis pasa muy de vez en cuando con su carro por el parque. Frena, mira, observa y trata de no perderse ningún detalle. Quizás encuentre algo particular que le pueda salvar el día. “Hay jornada buenas y jornadas malas”, le dijo a LAPLATA1.com, pero “no me olvido más de un día lluvioso, en pleno otoño, creo que era el año 2002, no recuerdo bien. Estoy viejo”, remarcó.
Ese día, el hombre pasó por la zona de los juegos y le llamó la atención ver a una figura pequeña sentada sobre un árbol. “No había nadie en la calle, alguno que otro corriendo, pero ya no quedaba nadie. Se me había hecho tarde y pasé, siempre encontraba algo que me salvaba el día. Pero me detuve con una figura. En uno de los árboles, había una muñeca, chiquita, vestida de blanco. Me acerqué”, recordó.
Y prosiguió: “pensé que la podía vender, entonces la fui a buscar, pero cuando estuve cara a cara y me agaché, la muñeca pegó un grito que me dejó atónito. Fue muy extraño, no se movió, pegó un grito y no había nadie cerca. Era ella, estoy seguro. Le puse Martina, me quedó ese nombre de una película, no sé por qué".
Solo él lo sabe, nadie más. Mito o realidad, nunca lo sabremos, pero a la muñeca, Luis, nunca más la vio…
