Juan tiene 41 años, es de La Plata y un apasionado coleccionista del mundo Marvel. Un mundo al que fue ingresando de manera bastante gradual.
En diálogo con LAPLATA1.com, este pincharrata y también muy seguidor de Star Trek cuenta los detalles.
“Al tema superhéroes llegué de muy chico. En los 80's era muy común las cartas Marca Cromy, que venían por ejemplo de Transformers, Súper Amigos, series de TV como Brigada A o Thundercats. Yo tenía o alguien me regaló las de Súper Héroes de MARVEL, pero no conocía a ninguno, excepto por ahí a Spider Man. Al no conocer a ninguno, siempre me llamaron la atención quiénes eran o porqué eran así diseñados”, recuerda.
“Me llamaba mucho la atención que uno era Hombre de Hierro, otro Hombre de Piedra o Antorcha Humana, u Hombre de Goma. Llamaba mucho la atención la cantidad que tenían 'Hombre' en el nombre”, agrega, y señala que “uno de los que más llamaba la atención su diseño era Wolverine, completamente desconocido por todo el mundo en ese momento”.
Ese fue el primer pantallazo para Juan en este mundo de los superhéroes.
“Recién después de los 20 años en adelante, lo que sería en los años del 2000, empecé a leer algún comic, muy poco tiempo, pero nunca me llamó la atención demasiado. Sin embargo, empezaron a salir películas como la de los X-Men en el año 2000, y luego de Spider Man. De ahí es que empezó a crecer el conocimiento de la gente por los Superhéroes”, considera Juan.
Fue un poco después que apareció su apetito coleccionista: “Ya hace unos 6 o 7 años descubrí en internet este tipo de estatuas, más orientadas al arte, de marca reconocida, hechas a mano, edición limitada y de gran tamaño”.
Solo se vendían por Ebay. En un viaje que hizo a Europa en el año 2014, entró a un negocio de cómics y vio una de estas estatuas de Iron Man: “La quise tener y traer, pero por su peso, tamaño y precio era muy difícil. Volví a Argentina y ahí empecé a buscar en Ebay, y a averiguar cómo se hacía si se quería comprar al exterior. Me informé y al final me animé: compré la primera de Iron Man”.
En ese momento ya habían salido las películas de los demás Avengers. Por eso, empezó a pensar si podía tener a los demás personajes. “Tuve la suerte y casualidad que en 2017 viajaba a Estados Unidos a visitar familiares; ahí pensé que era el momento, y decidí ver y comprar las demás, enviarlas a lo de un familiar en Estados Unidos y luego traerlas yo”, recuerda.
Pero tuvo un lío importante con las cajas. Se lo habían anticipado. Eran gigantes.
“Tuve que comprar una valija extra, y también tuve que pagar exceso de equipaje, pero al final las logré traer”, dice Juan, y recuerda: “Las estatuas miden más de 30; la de Thor debe estar en 35 centímetros de altura, pesan 2kg. Sumado a la caja se volvieron de un tamaño muy grande. Nunca había pensado que el empaquetado era con una caja de esa magnitud”.
“Tengo todas las principales que quería. De haber podido habría querido traer más, pero las que más quería las conseguí”, confiesa. Hoy parece algo retirado: “Ya cambió todo, desde el sistema de compra, envíos a Argentina, costos e impuestos, pero de todas formas ya tengo los que quería o los que más me gustan”.
Algo de esta pasión le transmitió a su novia y también la comparte con algunos amigos con los que va al cine a ver este tipo de películas para sellar su compromiso por los superhéroes de por vida.
