
Nació en Tierra del Fuego y vino de visita a La Plata: Ismael quedó fascinado con la ciudad de las diagonales pero ya se vuelve a Córdoba, donde vive actualmente.

En diálogo con LAPLATA1.com, este joven cuenta por qué llegó aquí, cómo fueron estos días increíbles y el gran contraste con el frío extremo de Tierra del Fuego.
Primero habla de Río Grande, su lugar de nacimiento: “Es lo que cualquier persona se imagina cuando le dicen ´una ciudad de fábricas’. A eso habría que sumarle el viento y el frío. Es verdad que su sempiterno clima nublado queda muy bien con un paisaje de fábricas y pequeños edificios, pero a la vez sus paisajes, fuera de lo que es la ciudad, son de los más lindos del país: su particular flora y fauna en el norte y centro de la provincia, y también su paisaje nevado, montañoso y seco en el sur del triángulo”.
Y agrega: “También es cierto la poca cantidad de luz solar que uno recibe en Tierra del Fuego, lo cual es una de las razones de su alto índice de suicidio por la relación de la Vitamina D con las hormonas de la felicidad y del sueño. Son muchas horas de estar dentro de casa y pocas actividades al aire libre”.
Pero, por supuesto, no todas son pálidas. Ismael aclara: “Tiene de las mejores actividades al aire libre: los trekkings. El bosque es uno de los pocos, junto con Santa Cruz, de la Patagonia que son naturales. Hace un par de años los veranos están siendo calurosos, por lo menos para nosotros, con varios días rozando los 20 grados”.
A los 18 años, sin embargo, Ismael tuvo un cambio brusco de vida. Había terminado la Secundaria. Tenía 18 años. ¿En dónde estudiar ahora?
Barajó dos opciones: la UNLP, donde había estudiado Veterinaria su papá, o Córdoba. Finalmente ganó la segunda.
Ahora, a los 22 años, tuvo su revancha y pudo hacer una escapada a La Plata. Y no se privó de nada.
“Fue para visitar un amigo, Jorge Páscolo, que se irá con su novia, Lucía Gandolfi, a España. Fue mi amigo Jorge el que me invitó a la cancha de Estudiantes. Una experiencia hermosa con una cancha preciosa. También lo que fue la previa del partido con su gente fue tremenda. Parece que se paraliza una parte de la ciudad cuando se juega un partido”, cuenta. Se trató del 3 a 2 de Estudiantes ante Arsenal.
“Desde un primer momento el aire de La Plata ya me atrapó. Su clima tan ameno a comparación del frío fueguino tan hostil y el calor tan asfixiante de Córdoba. Hasta los días más calurosos seguían sin ser tan molestos. La facilidad para manejarse en las calles, aún con sus diagonales, y lo lindo que es caminar aunque el destino quede lejos. La gente y su punto justo de calidez comparada con la timidez y el silencio fueguino y la expresividad cordobesa”, agrega sobre las bondades de nuestra ciudad.
Y finalmente señala una anécdota que vivió en el cine: “Una experiencia linda también fue cuando fui a ver el Padrino, por su reestreno por sus 50 años, en Cinema Paradiso. Una pareja de abuelos, mientras se retira del cine, le dice al otro ‘viste que valía la pena’”.
Este viernes Ismael se vuelve a Córdoba tras 7 días intensos en nuestra ciudad. ¿Volverá?