En el Hospital de Niños de La Plata conviven múltiples historias. Muchas de ellas dolorosas, y otras tantas de alegría cuando todo llega a buen puerto.
Una de las mamás que desde hace mucho tiempo vive en el Hospital por la enfermedad de su hijo dialoga con LAPLATA1.com. Es profesora y han venido desde San Nicolás.
En su cuenta de Facebook escribe poemas y textos sobre su vida en el hospital. Asegura que, con el paso del tiempo, el hospital se transforma en su casa. Tiene vida propia.
“Compartimos los cuartos con otras mamás, estamos todas la misma. Hay momentos claves donde esas mamás son más cercanas que tu propia familia. Por ejemplo, cuando tenés que estar 8 horas frente al quirófano. Con la pandemia se agudizó que solo haya un acompañante por paciente. En general, está solo la mamá, y en eso somos todas compañeras y hermanas”, señala.
Ahora ellos están en Sala 10: "Hemos visto más de cinco operativos de trasplante, chicos que están esperando un riñón, un donante, y al otro día lo ves al chico caminando. Cuando vi el cartel de trasplante por primera vez me shockeó y ahora, después de cinco meses, es la mejor bendición que él sea candidato a eso".
La solidaridad entre familias es fundamental. La mamá contó que se van cediendo la medicación cuando algún paciente ya no lo necesita. “Te van salvando por lo que cuesta toda la burocracia de las obras sociales”.
También es clave la comunidad de Hermanas del Hospital de Niños. “Si nos faltan pañales, medias, sabemos que ellas van a estar. A veces hay traslados de urgencia. Venís de Formosa con 40 grados y llegas a La Plata con 13 grados. No sabés qué ponerte y la prioridad son los chicos. Si uno les deja una notita, las Hermanas te traen lo que pueden conseguir”, señala.
“Mi visión es poética porque es la herramienta que tengo. También el humor es algo que usamos mucho con mi hijo. Hemos aprendido a reírnos de muchas situaciones que ocurren acá dentro. Te puedo asegurar que esto da para un libro”, dice entre risas.
Recientemente, ellos pudieron ponerse en contacto con el autor de un libro sobre misterios de La Plata. A pesar de que son de San Nicolás, han adoptado a nuestra ciudad como propia. Buscan conocerla. Y, sobre todo, en sus detalles más extraños.
Por eso evalúan hacer un “tour” sobre la ciudad. Pero ellos ya han recorrido otros lugares de la Región: “Aprovechamos para conocer Punta Lara, Magdalena y Atalaya. No nos animamos a Punta Indio porque quedaba a más de 100 kilómetros, y él necesita estar cerca del hospital ante cualquier urgencia. Es cortita la cuerda”, dice la mamá.
“El Hospital es un universo en sí mismo. Es un lugar maravilloso, no hay que guiarse por el maquillaje y que algunos lugares quizás no están de la mejor manera. Hay un gran capital humano acá”, agrega esta mamá y profesora.
Ella duerme en una colchoneta, debajo de la cama de su hijo. Las enfermeras hacen los controles cada 3 o 4 horas. Ella las ayuda. Hoy no está viviendo allí porque tiene que realizarse una operación. Está su hija. Pero en breve volverá al Hospital para cuidar de su hijo. Por el momento sigue recordando las miles de horas vividas en la institución: el Palo Borracho que floreció, las palomas con sus nidos y los libros y cuadros que dan vueltas por los pasillos.
