Mucho se está hablando de cómo las variables y problemas económicos han generado rispideces internas dentro del Frente de Todos. ¿Y en la oposición qué está pasando?
La inflación de 4,7% de febrero encendió las alarmas. Y es un tema incómodo para todos. Obviamente para el oficialismo, quien lleva a cabo la administración del país, pero también para Juntos por el Cambio. El Gobierno de Macri terminó sus últimos dos años con una inflación promedio del 50%. Números no muy distantes de los actuales.
Patricia Bullrich había informado que este 2022 sería el año donde Juntos por el Cambio elaborara las pautas básicas del programa económico que presentarán en sociedad para el 2023 durante la campaña electoral. No será fácil: puertas adentro, hay heterogeneidad de criterios sobre cómo resolver la inflación. Históricamente, la inflación fue un talón de aquiles para los gobiernos de la UCR. Y el PRO, en el 2015, tampoco demostró una pericia superior.
En estos dos años, Juntos por el Cambio apostó a un silencio económico de propuestas. En el caso de la inflación fue más evidente. Critica las medidas del oficialismo pero hay titubeos a la hora de explicar posibles soluciones. Lo mismo pasó en las últimas horas tras la declaración de “guerra” contra la inflación: critican las palabras “bélicas” del Presidente, el mal timing del anuncio o si estaba solo o acompañado en la grabación emitida el último viernes. Pero tampoco se ofrece un sendero explicativo de cómo podría moderarse la inflación.
A falta de propuestas, sí lograron consensuar dos posturas opositoras: oponerse a la suba de retenciones y oponerse a la Ley de Abastecimiento, que es el corazón “punitivo” de las medidas de control de precios que en breve se estará también anunciando.
Uno de los pocos dirigentes que ha sido más explícito es Alfredo Cornejo. Tras el anuncio de Alberto Fernández, dejó en claro que la única forma de derrotar a la inflación es equilibrando ingresos y gastos, emitiendo menos dinero y produciendo más bienes y servicios. Sea cierto o no ésto, al menos habló de cómo sería su “programa anti-inflacionario”. Cornejo se recuesta en una explicación más fiscalista y monetaria de la inflación. Se codea más con los sectores liberales del PRO y con los libertarios. Cornejo trata de convertirse en la expresión liberal de la UCR. ¿Le gustará a Gerardo Morales, el presidente del Partido?
No es casual el buen feeling de Cornejo con Patricia Bullrich. Comparten la idea de un “shock capitalista” y avanzar en reformas laborales y fiscales que seguramente dejarán a más de un dirigiente radical recalculando.
Sebastián Galiani, ex número 2 de Dujovne, es otro de los que empuja a los suyos (el PRO) a proponer un sendero liberal. En el PRO es más fácil que en la UCR. Se supone que el PRO nació como un partido liberal en lo económico. Pero las declaraciones públicas de Horacio Rodriguez Larreta sobre economía ponen un manto de dudas: Larreta se define como desarrollista y desde CABA ha consolidado un nivel de gasto público y de impuestos que no se corresponden con un recetario liberal.
Si prospera la receta de Cornejo y de los liberales de Juntos por el Cambio, existitá un evidente problema en la campaña política del 2023. Decir que la inflación se soluciona con equilibrio fiscal y menos emisión monetaria no parece muy tentador en términos de atractivo electoral. Ante la escalada de precios, una parte de la sociedad pretende opciones rápidas, directas, concretas. No quiere esperar más. Hablarle de relaciones macroeconómicas fiscales y monetarias puede ser tortuoso. También es natural la tendencia del ser humano a buscar culpables y responsables de las cosas. Y, por qué no, directamente enemigos. Alberto responsabiliza (en parte) a la guerra y apunta contra los especuladores y “codiciosos”.
Por eso, hablar solo en términos fiscales y monetarios de la inflación (aún cuando pueda ser verdad) implicará un desafío marketinero para la oposición. Y más cuando la experiencia 2015-2019 no arrojó buenos resultados en este campo.
