En las horas posteriores a la victoria ante Venezuela el actual futbolista del PSG sorprendió a todos y a través de su cuenta de instagram confirmó que en breve dejará el combinado nacional: “Seguramente fue mi último partido con esta camiseta en la Argentina y poder decir que fue una noche maravillosa es poco”
Para “Fideo”, la relación con la albiceleste no fue sencilla. Su debut en la mayor se dio en el 2007, tras un largo recorrido en las categorías menores que incluyó un campeonato del mundo precisamente el mismo año, en Canadá 2007, dirigido por Hugo Tocalli. Fue en el partido ante Paraguay jugado en el Monumental, que finalizó 1-1 y correspondió a las eliminatorias del mundial de Sudáfrica. Aquel equipo, dirigido por Alfio Basile, contó en cancha con Mascherano, hoy entrenador de la Sub20, y en el banco con Battaglia, actual técnico de Boca.
Su segunda gran alegría con la camiseta albiceleste argentina se dio en 2008, en los Juegos Olímpicos de Beijing donde fue una de las figuras del plantel que se llevó la medalla de oro y además marcó el único gol de la final ante Nigeria, con una particular definición picándola por sobre el arquero.
Luego de un par de temporadas en Rosario Central su carrera continuó en Europa: primero fue transferido a Benfica de Portugal y luego siguió en Real Madrid y Manchester United para terminarse de forjarse como futbolista de élite. De hecho jugó los mundiales de 2010 (con Maradona como técnico fue titular en los cinco partidos) y de 2014 (esta vez con Sabella, quien confió en él como una de las llaves en ataque del equipo). Fue en aquel mundial de Brasil, donde el rosarino marcó su primer gol en la competencia (el agónico 1-0 ante Suiza, por 8vos, en el alargue) y también donde vivió su primera gran frustración ya que en el partido de cuartos de final ante Bélgica sufrió un desgarro que le impidió ser parte del resto del torneo. Ironías del destino o de la propia mentalidad, el mismo karma lo sacudió en las dos siguientes competencias en las que Argentina llegó a la final, aunque ya con Martino como orientador táctico.
En la Copa América de 2015, jugó todos los partidos y brilló en las semifinales ante Paraguay (marcando dos goles), pero en la final apenas duró 29 minutos en cancha por una lesión muscular. Al año siguiente, en la Copa Centenario disputada en Estados Unidos, su físico volvió a traicionarlo en el segundo cotejo y se perdió el resto de la fase de grupos, los 4tos y la semifinal. Aquel martirio de las finales perdidas y los dolores físicos generaron rispideces con los hinchas.
El quiebre definitivo de la extensa carrera del actual jugador del PSG en la Selección se dio con la llegada de Lionel Scaloni, quien en sus primeros partidos oficiales por eliminatorias optó por no convocarlo. “No me han dado explicación de por qué no estoy” salió al cruce Di María, de buen nivel por ese entonces en Francia, para que luego el entrenador respondiera: “Ahora las cosas están así, pero no implica que en un futuro no pueda estar”. Y el futuro estaría bañado de gloria. Ya en la siguiente citación, “Angelito” estuvo presente y desde allí jamás dejaría de ser parte. La mejora en su rendimiento, su brillante Copa América 2021 y el gol en la final, de iguales características al de Beijing 2008, terminaron de llevarlo a lo más alto del fútbol argentino.
Hoy, Di María forma parte de la historia grande de la Selección Argentina. Ante Venezuela, jugó su partido 121 con la mayor, cifra que lo convierte en el cuarto con más presencias en toda la historia por detrás de Messi (159), Mascherano (147) y Zanetti (142) y por delante de Ayala (111), Simeone (103) y Agüero (101). A su vez, si se trata de máximos goleadores, el rosarino también deja su firma en el top ten: el pasado vienes llegó a los 24 goles, alcanzando el séptimo lugar de la lista, compartido con Luis Artime.
