Una tradición familiar de Sicilia rescató a una fotógrafa platense en su peor momento económico.
Se trata de Ángela, quien cuenta un poco de su historia a LAPLATA1.com. Había invertido una importante suma de dinero en los equipos de iluminación antes de la pandemia. Pero el maldito virus rompió con todos sus planes.
“Me quedé debiendo todo lo que había comprado. Pero ahora ya pude saldarlo”, afirma esta platense.
“Cuando empezó la pandemia, como fotógrafa me vi obligada a incursionar en otros trabajos. Tuve que cambiar de rubro”, recuerda. Fue un momento difícil. Finalmente se inclinó por un postre italiano muy especial: los cannolis. Siempre los hacía para su familia, pero ahora decidía abrir el juego al público en general.
“Hace más de 20 años que los hago. Mi papá es Siciliano y los hacáa mi nona. Mi mamá también los aprendió a hacer. Y cuando yo tenía 20 años me enseñaron. Como tradición los hacíamos únicamente el Día del Padre”, cuenta Ángela.
Ahora esa tradición anual se replica todos los fines de semana, que es cuando Ángela vende.
“En la ciudad de La Plata nadie hacía este postre. Mi papá tuvo pizzería 33 años en La Plata, entonces más o menos con el tema me llevaba. Porque mientras estudiaba yo lo ayudaba. Es mi fuente principal de ingresos hoy por hoy. Pero también estoy reacondicionando mi estudio de fotografía para volver a dar clases. Es mi pasión”, dice.
Según recuerda, la idea del cannoli surgió cuando estaba viendo videos en internet justamente sobre este postre. Ahí se le prendió la lamparita. "Fue de la nada que surgió. Mi idea era hacer 7 docenas por fin de semana para solventar gastos mínimos propios y obviamente para mis hijas. Pero gracias a Dios creció y tuve que ampliarme en la cocina. Hicimos una cocina nueva para estar más cómoda trabajando”, completa Ángela, que cocina y también reparte. Hace todo.
“Me gusta que sea muy personalizado. Así puedo asegurarme de que el producto llegue bien y estar cara a cara con el cliente”, completa.
