Corrían los años de la década del ’50 y con ellos apareció un extraño personaje que logró sembrar el miedo en la ciudad de La Plata, más precisamente en la localidad de Tolosa.
“El Dientudo” era un ladrón que anduvo por la zona de Tolosa durante la década del ’50, lo llamaban así por los grandes dientes que tenía y aprovechaba cuando había poca luz, en horarios muy tempranos o muy tardíos, para poder cometer los robos.
Según relatos de vecinos de la época y como se cuenta en el libro “Tolosa, 150 años de historias y leyendas” escrito por el platense Nicolás Colombo, los delitos comenzaron por la zona del mercado de 520, donde ahí cometió el primer delito de los tantos que se venían.
Un día le robo a un hombre que quedo “petrificado” cuando lo vio y no opuso resistencia por el miedo de su apariencia. “Unos dientes enormes y aguzados como colmillos de un animal carnicero”, así lo describían.
A pesar de que la policía de la Comisaria Sexta de Tolosa realizó patrullajes nunca se lo pudo capturar. Ante esto, se realizaron varias detenciones, como el de un vecino tolosano que “todos los carnavales se caracterizaba dando a su rostro una apariencia pavorosa y cubierto con una capa o manto negro, para recorrer los corsos y concursos de máscaras infundiendo el temor a grandes y chicos”, pero finalmente lo liberaron por falta de pruebas.
En un momento los vecinos y los efectivos policiales comenzaron a sospechar que se trataba de un “maniático lunar”, ya que atacaba de noche y más si había luna llena, como algunos delincuentes a los cuales la luz de la luna pareciera afectarle la psiquis.
La última vez que se lo pudo ver al “Dientudo”, se lo vio corriendo a una persona en las inmediaciones de la iglesia “Nuestra Señora del Carmen” en medio de la noche oculto bajo una capa negra. Logró escapar dirigiéndose hacia la Estación de Tolosa del Ferrocarril Roca.
