Jennifer Dillon llegó a la ciudad de La Plata cuando tenía dos años y se convirtió en la primera mujer en obtener la licencia FAI Aerobatics. Pertenece a la Confederación Argentina de Deportes Aéreos (CADEA), y en 2019 participó en Dolores, provincia de Buenos Aires, de la primera competencia de acrobacia para avión y planeador organizada por la Asociación Argentina de Acrobacia Aérea. Allí consiguió el puntaje más alto de la competencia.
LAPLATA1.com se puso en comunicación con Jenny, quien contó cómo fueron sus inicios, todo lo que le costó llegar a donde está ahora y como fue su recorrido hasta llegar a ser reconocida como persona destacada. 
“Descubrí la acrobacia en un vuelo ‘bautismo’ que realicé en Tandil, en un planeador en el año 2003. Ahí decidí que quería volar para hacer eso. Tuve la oportunidad de volar mucha acrobacia en avión, como asistente de un piloto y lavando aviones, mientras juntaba mis horas para obtener la licencia de Piloto de Avión y de Planeador”, comentaba sobre sus inicios en esta disciplina.
Además contó que sus primeras practicas fueron fuera del país: “Recién en el 2011 pude hacer mi primer entrenamiento formal de acrobacia, en Ashville, Alabama, luego en Texas durante 2014 y 2015 y en San Agustín, Florida 2017. En Argentina tuve la posibilidad de recibir instrucción de los mejores pilotos de acrobacia también”.
Dentro de su trayectoria se encuentra la experiencia de haber participado en distintas competencias internacionales: “Las competencias se dieron un poco de casualidad, nos invitaron y fuimos. En mi caso, no por la competencia en sí, sino por la experiencia de conocer cómo son los campeonatos, ya que acá no había en ese entonces. Fue una experiencia espectacular. No sólo por los resultados que trajimos sino por todo lo que se aprende en las competencias”, relataba Dillon.
La piloto contó que al antes de su primera competencia era todo incertidumbre y mucha presión: “Fue todo una novedad a nivel aeronáutico, ya que era la primera vez que participada un equipo argentino en una competencia internacional, y para nosotros era todo nuevo. Tuvimos excelentes resultados como equipo y trajimos 3 premios individuales, fue un éxito total. Eso impulsó a iniciar competencias nacionales, se formó la Asociación Argentina de Acrobacia Aérea que regula este deporte, y se organizaron competencias en nuestro país”.
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En ese sentido destacó que, gracias a su participación, la actividad tuvo una enorme difusión que ayudo a dar a conocer la disciplina como un deporte: “Llegué a vivir cosas completamente inesperadas para mí, como tener entrevistas, notas, documentales, reconocimientos, y conocer personalidades como Goycochea o Calamaro que me entrevistaron, no puedo creer que la acrobacia me llevado a todo eso”, contaba orgullosa Jennifer.
Pero no todo fue color de rosa, ya que para poder llegar a donde está ahora tuvo que atravesar un largo y sacrificado camino: “Fue difícil y me costó muchísimo, no sólo en tiempo, esfuerzo, perseverancia, sino también económicamente. Entrenar y mantenerse entrenado requiere de muchas horas de vuelo en aeronaves específicas, y acá son mínimas las posibilidades de hacerlo. Mayormente lo hice en USA. Ahora tengo la posibilidad de volar mi propio avión de acrobacia, y cada vez que lo miro no puedo creerlo, porque me recuerda todo lo que lo soñé, y lo esperé, y todavía me emociono. Es un sueño hecho realidad”, contaba la piloto.
Por último, y no menos importante, Jennifer fue reconocida como persona destacada a raíz de un proyecto presentado por el concejal Diego Rovella, presidente del bloque de Juntos: “Esta distinción me tomó muy por sorpresa. Más cuando leí el certificado que dice que es un reconocimiento por mi desempeño en la aviación y mi compromiso en tareas comunitarias, realmente me sorprendió. También la calidez y el recibimiento de todos, no pensé que tendría semejante impacto. Como dije en el recibimiento, espero que este impulso sirva para que más personas se sumen a este deporte, y crezca la acrobacia en nuestro país”, finalizó Dillon.
