Era la década del '70 cuando se comenzó a construir el Cementerio de La Plata, en la calle 31 y 72, dejando atrás el antiguo cementerio que albergaba a los platenses fallecidos. Pero no era más que por los propios familiares que los trasladaban, y a los que no reconocían, quedaban a la deriva.
Con el objetivo de llevar a todos los no reconocidos a una fosa común, la Municipalidad ingresó a las viejas tumbas, y dieron con un macabro hallazgo: había un cuerpo completamente momificado en uno de los féretros.
Entero, con los ojos semicerrados, un pañuelo y la ropa intacta, se encontraba "la momia de Tolosa". La noticia recorrió hasta los principales medios, y decenas de personas se movilizaban para ver tremendo descubrimiento, pero lo que nadie sabía es que un tiempo después, aparecería la familia de la persona que se había convertido en atractivo post mortem.
Se trataba de Matías Behety, periodista y poeta de origen uruguayo, pero platense por adopción, falleció en la ciudad los 35 años y fue enterrado sin ser reconocido. Así fue hasta que su familia lo encontró, momificado.
Sus seres queridos decidieron homenajearlo construyendo un mausoleo de mármol y granito, que quedó instalado en el nuevo cementerio y que cualquiera puede visitar.