Kulfas y Guzmán tienen varias cosas en común: moderados, vienen de la academia y con una visión macroeconómica similar. En ese marco, otra muy clara sobresale: fueron críticos de la visión económica 2011-2015. En el caso de Kulfas lo retrató en un libro. El saliente funcionario, hace algunas semanas, había tratado de bajarle el tono a sus viejos escritos indicando que se trataba de un trabajo académico y que su mirada general sobre el periodo 2003-2015 era positiva.
Claramente Kulfas no se va por este libro pero su gestión estuvo mirada desde el comienzo por esa desconfianza. Era arrancar con el pie izquierdo con algunos sectores políticos internos que, legítimamente, se podían sentir molestos por esas críticas. Sobre todo las personas que se habían desempeñado en funciones del área de Economía y Producción.
El último contrapunto había sido una supuesta conversación ventilada por Cristina Kirchner dónde le sugerían incluir en su equipo de Comercio Interior a un economista (minutos después se reveló el nombre de Hernán Letcher). De acuerdo a lo manifestado por la Vicepresidenta, Kulfas se habría desentendido de esa propuesta. Sin embargo, el Ministro en cuestión, tres días después, mostró su total sorpresa y desmintió esas conversaciones de fines del 2015.
Juan Grabois había sido otro de los dirigentes más reacios a la gestión de Kulfas. Lo cruzó por varios temas pero el ex Ministro de Producción tampoco se quedó callado. El último episodio de ambos fue un contrapunto por la importación de chatarra del exterior. Kulfas negó esas "acusaciones" y por las dudas le pasó el fardo al Ministerio de Ambiente.
Alrededor de Kulfas siempre hubo una confusión. Dado que Comercio Interior estaba bajo su órbita, lo responsabilizaban por la inflación. Era un poco la crítica de Cristina Kirchner. Le pedían otra firmeza. La llegada de Feletti a Comercio Interior "descomprimió" la crítica a Kulfas. Ahora había otro rostro político y no era de su riñón. En todo caso, se le reprochaba a Kulfas dejar muy solo a Feletti en esa pelea. Tanto Kulfas como Feletti, por distintos motivos, acordaron en algo sobre el final: la inflación es un problema macroeconómico. Traducido: miren a otro lado para buscar culpables; no están en Comercio Interior.
Allí es donde radicaba la "confusión". Lo que decían Kulfas y Feletti era cierto. Siempre fue cierto. Los controles de precios y las acciones de Comercio Interno atacan problemas de concentración económica o de dispersión informativa de precios, pero no pueden ser la base de un plan anti-inflacionario. Para eso hay otras herramientas.
Si a Kulfas se le saca la responsabilidad de la inflación, su gestión en números no es para nada despreciable: puede inflar el pecho por la recuperación económica del 2021 y fundamentalmente de la industria manufacturera. Al término del 2022, Argentina crecerá por segundo año consecutivo, algo que no ocurría desde 2010-2011. Si escribe un nuevo libro, al menos, tendrá resultados para defenderse.