Agustina vive en La Plata y sufrió una estafa “triangular”. Aparentemente tres personas se complotaron para sacarle su celular.
La damnificada habló con LAPLATA1.com y brindó detalles de la situación.
“Publiqué para vender mi celular y al rato me mandó mensaje una chica, que estaba interesada en comprarlo. No era de La Plata y me dijo que iba a pasar a retirarlo su hermano porque tenía auto”, recuerda.
Agustina se puso a intercambiar mensajes con este sujeto por celular. Todo venía normal. El joven le dijo que recientemente se le había roto el auto y que “iba a mandar un UBER de confianza”.
La damnificada no notó nada extraño y aceptó. El muchacho, además, le realizaría la transferencia bancaria con la suma de 25 mil pesos.
“Vino el supuesto UBER, me hizo la transferencia y al rato me avisa que el UBER canceló el viaje y que por lo tanto no había recibido el celular. También me dice que la trasferencia ya la había hecho y que la cancelaba porque tenía 24 horas para hacerlo”, dice Agustina.
Insólitamente, el joven decía que él era el estafado ya que no había recibido, en teoría, el celular.
Agustina rápidamente trató de contactarse con UBER, pero como ella no había hecho el contacto inicial no podían ofrecerle datos. Allí fue que advirtió que lo del UBER podría ser todo una “cortina de humo”. “Seguramente nunca existió un UBER”, afirma ahora la víctima.
Este joven le mandó una foto del supuesto perfil del conductor, pero ella cree que es trucho.
“Se hacía el ofendido, como que a él lo estaban estafando. Seguro esa transferencia fue trucha y lo mismo el UBER. Estaban seguramente todos juntos trabajando en esta estafa”, resume Agustina.
Cuando decidió visibilizar esta situación, muchas personas le informaron que también habían padecido el mismo modus-operandi. En un caso se quedaron con un televisor y en otro caso un horno.
Por si fuera poco, reveló que la madre del supuesto estafador se comunicó con una de las mujeres que lo escrachaba con su foto: “La mamá de este flaco pidió que la terminen porque él no era, sino que en la cárcel había quedado un celular y los presos lo usaban para estafar gente”.
“Ni siquiera fui a hacer la denuncia, sentí que estaba todo perdido”, concluye Agustina, entre algunas risas y algo de bronca por este engaño triangular.
