El segundo semestre pinta complejo para el Gobierno en materia económica. Guzmán deberá conformarse con atajar penales y tapar incendios. No habrá mucho margen para las “buenas noticias”.
Una preocupación muy evidente es la dificultad que viene teniendo el Banco Central para acumular reservas, es decir, dólares. No es un problema nuevo, pero ahora se le agregan dos elementos que agudizan el tema: en primer lugar, el objetivo de acumular reservas es un compromiso acordado con el FMI. Y, en segundo lugar, Argentina viene registrando un saldo comercial muy positivo en los últimos meses. En otras palabras: entran dólares al país por exportaciones, pero el Banco Central es un colador.
Si no pudimos acumular dólares cuando nuestras exportaciones volaban, ¿cuándo sucederá? Evidentemente la brecha cambiaria hace su juego. Con una diferencia del 80% entre el dólar oficial y el paralelo, es razonable pensar que el Banco Central será un colador. Todos “se tiran de palomita” para conseguir dólares al oficial y venderlos en los canales financieros o paralelos.
En materia de dólares, el segundo semestre será bastante exigente: merma la liquidación del campo, y se intensifican las importaciones en materia energética. Es un canal de salida de dólares tan fuerte como inevitable. El Banco Central y el Ministerio de Economía deberán ser muy imaginativos para pegar un giro de 180 grados y revertir la tendencia de drenaje de reservas.
El nivel de reservas viene cayendo en las últimas semanas. Si tomamos los últimos dos meses (desde el 14 de abril al 14 de junio), las reservas brutas pasaron de 43.311 millones de dólares a 41.231. No es una tendencia alentadora.
En materia fiscal, Guzmán llega al segundo semestre con poco margen. El gasto público viene creciendo por encima de la recaudación (ambos por encima de la inflación) y eso vuelve muy fragil el espíritu de “sostenibilidad macroeconómica” que clama en lo discursivo el Ministro de Economía.
La endeblez fiscal y de dólares empieza a tener su repercusión en lo productivo y social: ya no hay mucho margen para la asistencia y la ampliación de programas sociales. Solamente podría conseguirse con la creación o extensión de más impuestos que, en lo político, parecería beneficiar al relato de Juntos por el Cambio y los libertarios.
Pero también las dificultades con la acumulación de dólares obliga a Daniel Scioli a trabajar finamente en el comportamiento de los industriales. En otras palabras, hoy no dan los dólares para sostener el elevado crecimiento de la industria del 2021. Al igual que Guzmán, el flamante Ministro de Desarrollo Productivo también deberá tener cerca una manguera para apagar posibles incendios.
