Elena es de Ecuador, estudió en la Facultad de Bellas Artes en La Plata y su cabeza cambió completamente. Pasó de un pueblo conservador a filmar hoy en su país cine porno. Argentina fue el punto de quiebre en su vida.
“En La Plata se despertó en mí algo que en la sociedad de Ecuador tenía opacado. Argentina me dio esa luz y esa vibra, sobre todo la UNLP. Fue algo bárbaro, lo mejor que me pudo haber pasado. Me ayudó a poner el énfasis en todo lo que soy ahora”, dice en diálogo con LAPLATA1.com.
“Soy de un pueblo de mucho turismo y atractivos, pero muy religioso y cerrado. Estudié dos años en Quito. Por cosas de la vida, tuve la posibilidad de aplicar a un crédito para viajar a La Plata. Algunos amigos me decían que les había ido súper bien en La Plata, e investigando las facilidades y el nivel académico finalmente me decidí”, recuerda.
Hoy lidera en Ecuador “Mr. Pink Rabbit”: “Estamos creando contenido erótico de mucho nivel y profesionalismo como me enseñó La Plata. Traje lo que en Argentina sentí, viví. En Córdoba hay una expo erótica; fui con mis cámaras para ver lo que era eso. Conversando con el panadero, el taxista, me dieron a entender que llevaba mucho tiempo y que les ayudó a abrir otro horizonte, pensar la educación sexual de otra forma”.
“Mi idea es romper los mitos, hablar del tema con tu pareja, que sea algo libre. Si tú ya pasaste por ello, es importante trasmitir a los hijos por donde va el mambo. Al no tener esta información, lo va a encontrar en la calle, en las redes, en internet, y ahí hay mucha mala información”, sigue Elena.
Y asegura: “Hay propuestas vulgares. Cuando tú ves ese producto audiovisual, ves tamaño, proporciones, te contrastas y te preguntas por qué no tienen el mismo cuerpo que yo. La persona se siente entonces minimizada. Cree que no cuadra con eso que ve, y genera problemas psicológicos. Por eso nosotros hacemos otra línea erótica, que es ética, donde se muestran los verdaderos cuerpos y tamaños”.
También tiene un canal que se llama Elena y el sexo, con entrevistas e información sobre la sexualidad en diferentes ciudades.
“Con una cámara tenemos el poder de tener voz, informar, opinar. La sexualidad es algo de lo que no se habla en una mesa. Yo también tengo mis mitos, mis tabúes, y tengo el miedo de que la gente me minimice y me humille. Yo también tengo miedos. Por eso me costó”, asume.
“Siento que hay telones en las regiones que tratan de que no se hable por razones supuestamente pecaminosas. Cada quién elige su religión pero en una relación hay que poner eso a un lado. Hay que desatar el instinto animal en lo placentero”, reflexiona.
Sobre las producciones eróticas que hace, señala: “Tratamos de hacer cosas que no sean sórdidas, groseras o vulgares. Es porno pero es un porno elegante, profesional, con contenido. Somos pioneros en Ecuador de cómo crear esta industria. Somos un gran país, pero nos falta impulsar varias cosas y La Plata fue clave para esto”.
“En La Plata siempre me sentí como en casa. En Ecuador nunca usaba falda. Te silbaban y te vacilaban. Te hacían sentir sus miradas morbosas. Y cuando salí en Argentina nadie me dijo nada. Fue algo que me dio mucha fuerza”, completa Elena.
