"Un viejo auto y una vida", así comienza el relato de una particular historia de un vecino platense. Esas historias que cuando las contas son difíciles de creer.
El resto comienza diciendo: "La conmemoración a los Fieles Difuntos, también llamada el Día de los Muertos, se realiza el 2 de noviembre, contemplando el Dia de Todos los Santos. Ese día, hace muchos años, de inaguraba el Diagonal 74, camino que une a La Plata con Ensenada".
Y la historia continúa: "Vivíamos en Berisso y mí viejo tenía un auto marca Nash modelo 1938 y aprovechando el feriado, invitó a un matrimonio amigo a pasear por Punta Lara".
Pero lo que parecía ser un simple paseo de terminó convirtiendo en una pesadilla, y por poco no fue una tragedia: "Pasamos a buscarlos por La Plata y tomamos el diagonal 74 para Punta Lara. Un viaje tranquilo, mí viejo llevaba como acompañante a su amigo, me ubique en el asiento trasero al lado de la ventanilla, en el medio mí mamá y a su lado la otra señora".
Todo venía bien hasta este momento del relato: "Era una tarde de mucho calor, trate de bajar la ventanilla con tanta mala suerte que me equivoqué de manija y abrí la puerta y al estar apoyado sobre la puerta, salí despedido, rodando por el camino".
En ese momento la madre del niño sintió una desesperación que nunca sintió: "De la desesperación mí mamá intento tirarse del auto y gracias a la señora que lo acompañaba, lo impidió, causándole un rasguño muy grande pero salvándole la vida".
"Mí viejo pudo frenar el coche que venía a 80km y bajaron para ver mí estado. Recuerdo como si fuera hoy, que otro auto detrás del nuestro, freno y se acercó a mí. Tuve la suerte que no me pasó por arriba y que la rambla divisoria de las dos manos del diagonal eran de tierra y pude amortiguar los golpes aunque me internaron una semana para recuperarme. Aún conservo alguna pequeña cicatriz de esa caída".
La historia continúa, porque cuando pensaste que solo quedó en el accidente paso algo sorprendente: "Mí viejo no puedo manejar más ese coche porque temblaba cuando lo conducía y lo vendió".
Y ahora es cuando viene la parte complementaria de la historia: "Cerca de cumplir 18 años, estábamos buscando un coche para comprar y fuimos a ver uno que era igual al que me caí peor de color negro, el nuestro era gris".
Llegando al final del relato dice: "Mí viejo lo compro y yo lo manejaba, pero el destino tenía preparado una sorpresa, al llevar el auto al mecánico, observamos una calco de un taller de electricidad de Ensenada que se llama 'Schuster' y ese auto negro que se ve en esta imagen, antes fue gris y también el que salí despedido".
