La maldición de los años pares no perdona desde el 2010: una triste repetición pero con aroma distinto en el 2022

Opinión 17/07/2022 . Hora: 08:25
La maldición de los años pares no perdona desde el 2010: una triste repetición pero con aroma distinto en el 2022
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

2010 fue el último buen año par de la economía argentina. De allí en más se sucedieron 5 recesiones consecutivas (2012, 2014, 2016, 2018, 2020).

Por supuesto, hay atenuantes: en el 2012 se venía de dos años de fuerte crecimiento económico como fueron 2010 y 2011. También podría decirse que el 2020 fue el año de la pandemia y la economía argentina no pudo evitar una fuerte recesión como todo el mundo.

DENGUE PBA

También fueron diferentes los impactos inflacionarios. En el 2012 la inflación se movía al 25% anual. Ya en 2014 y 2016 hablamos de un 40% anual. En el 2018 saltamos a un 50% y este 2022 habrá un piso del 70%. Esa escalerita inflacionaria se va volviendo cada vez más pesada desde el 2012.

Seamos justos en algo: 2022 no será recesivo. Ahi hay un quiebre en la “maldición”. Será el primer año par de crecimiento de la actividad económica desde el 2010. Sin embargo, este objetivo crecimiento también choca (y parece compensarse) con una inflación que pega un salto peligroso y lastima a los hogares más humildes donde ese crecimiento económico llega de manera más borrosa.

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¿Pero por qué ocurre esta maldición de los años pares? ¿Tiene salida? ¿Es una hechizo o algo autoinfringido? Hay un poco de todo, pero existe un consenso de que en los años pares se “arman” economías electoralistas. Se fuerzan algunas variables para generar un bienestar temporal. Típicamente se atrasa el tipo de cambio (congelar lo máximo posible el precio del dólar), se expande el gasto público, se congelan las tarifas, se imponen tasas de interés bajas, etc.

Todo eso puede tener un efecto de corto plazo positivo, pero lamentablemente ese corto plazo es cada vez más corto. Dura un año. Al siguiente, las variables estallan o amenazan con estallar por algún lado y hacen falta medidas “correctivas” que empeoran el bienestar social. Congelar las tarifas implica desincentivar inversiones y aumentar importaciones, aumentar el gasto público implica tomar más deuda y emitir más moneda lo que empuja a la inflación, atrasar el tipo de cambio implica perder reservas y endurecer los cepos, etc.

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A Batakis le toca reordenar el rompecabezas. Algunos podrán responsabilizar a Guzmán por la herencia de variables desordenadas. Guzmán, a su vez, podrá decir que dentro de la coalición no lo dejaron “ordenar” la macro como él hubiera querido. Y así sucesivamente. La gran pregunta es si el próximo año, 2023, habrá una “bendición” de año impar. Macri tuvo un buen 2017 y ganó las legislativas, un mal 2019 y perdió las presidenciales. El 2021 fue menos lineal: la economía crecía fuerte pero el Frente de Todos perdió. Algo parecido sucedió en el 2015: no hubo recesión pero Daniel Scioli no pudo imponerse. Quiere decir que el oficialismo deberá asegurarse otro año de crecimiento en el 2023 pero a sabiendas de que con eso solo puede no alcanzar.

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