Nació en Tolosa en 1930, en un campo ubicado en 118 y 523. Desde chica, se sentía atrapada por la danza, con apenas 4 años iba al gallinero, tomaba unas plumas y se ponía a girar hasta que se caía. Según cuenta su hija, “fue lo que la hizo a mi abuela llevar a mi mamá a bailar español a un conservatorio que quedaba en frente del Teatro Argentino”.
Su primer acercamiento a la danza clásica, fue meses después de arrancar a bailar. “Ella pasaba por otra aula dónde había chicas haciendo ballet y le dijo a su mamá yo quiero hacer esto. Y ahí fue cuando empezó” expresó su hija María del Rosario.
En 1946, se empieza a formar los cuerpos de ballet del Teatro Argentino y, Mercedes decidió presentarse con su madre para pedir el ingreso. La aceptaron y fue ahí cuando comenzó la historia de este ícono platense.
Tras su carrera como bailarina, fundó su propio estudio de danzas en su querido barrio y enseñó hasta que, del Círculo Cultural Tolosano, la llamaron para que se haga cargo de un nuevo desafío: Baile sobre patines.
Esta nueva misión y, en conjunto con las profesoras de patín artístico, crearon en la ciudad de La Plata esta nueva técnica de patinaje artístico. Sin embargo, duró unos años y decidió volver a su mundo: la danza.
Mercedes fue la profesora de muchos bailarines que compitieron en concursos internacionales y amo el ballet toda su vida. “Si ella tendría que definir lo que fue para ella el arte del ballet era una libertad de espíritu unida a la música. La libertad espiritual y la creatividad unidas significaban el arte de la danza" expresó su hija para terminar.
Y, para finalizar la entrevista con LAPLATA1.com, nos leyó un documento escrito para su mamá que decía “La danza y la música son elementos salvadores para este ser humado sumergido en un mundo indómito y oscuro”.
