Una familia canadiense comenzó una emotiva travesía a lo largo del mundo luego de que se enteraron de que sus hijos tenían una rara enfermedad genética que les va a provocar la pérdida o disminución de la visión con el paso del tiempo.
A raíz de esta enfermedad, el matrimonio canadiense Edith Lemay y Sébastien Pelletier decidieron que sus hijos vean todo lo posible antes de perder la vista, por lo que emprendieron una vuelta al mundo para que sus hijos conozcan las maravillas del mundo.
Tras el nacimiento de Colin, que actualmente tiene siete años, y Laurent, de cinco, detectaron que también tenían los mismos síntomas y en 2019 los diagnosticaron con la misma enfermedad que no tiene cura ni tratamiento eficaz. Por su parte, Leo, quien tiene nueve años, no fue diagnosticado con esta enfermedad.
Luego del duro momento al enterarse del diagnóstico, comenzaron a ayudar a sus hijos para enseñarles las habilidades que van a necesitar para lograr ser independientes en la vida.
Tras esa idea, comenzaron a idear un viaje por el mundo durante todo un año con sus cuatro hijos.
"Con el diagnóstico, tenemos una urgencia. Hay grandes cosas que hacer en casa, pero no hay nada mejor que viajar. No solo el paisaje, sino también las diferentes culturas y personas", contó Pelletier.
La pandemia les complicó el viaje
La idea de la familia era comenzar a viajar en julio de 2020, yendo a Rusia y pasando un tiempo en China. Sin embargo, la pandemia de coronavirus obligó a posponer todo.
Recién pudieron iniciar la travesía en marzo de 2022 cuando salieron de Montreal, Canadá. "En realidad nos fuimos sin itinerario. Teníamos ideas de dónde queríamos ir, pero planeamos sobre la marcha. Quizá con un mes de anticipación" señaló.
La lista para las vacaciones
Mía quería montar a caballo, Laurent quería beber jugo sobre un camello, y así fueron decidiendo qué iban a hacer en el viaje que comenzó en Namibia, donde observaron elefantes, cebras y jirafas.
Luego se trasladaron a Zambia y a Tanzania, más tarde a Turquía, donde se alojaron un mes. El viaje siguió en Mongolia e Indonesia.
"Nos centramos en las vistas. También nos centramos mucho en la fauna y la flora. Vimos animales increíbles en África, pero también en Turquía y otros lugares. Así que intentamos que vean cosas que no habrían visto en casa y que vivan experiencias increíbles", explica Pelletier.
Mía sabe de su enfermedad desde los siete años (ahora tiene doce). Sin embargo, Colin y Laurent se enteraron hace poco. "Mi pequeño me preguntó: 'Mami, ¿qué significa ser ciego? ¿Voy a conducir un auto?. Tiene cinco años. Pero poco a poco va entendiendo lo que pasa. Fue una conversación normal para él. Pero para mí fue desgarrador", contó Lemay.
"No importa lo dura que vaya a ser su vida, quería mostrarles que son afortunados por tener agua corriente en su casa y poder ir a la escuela todos los días con bonitos libros de colores. Nunca sabemos qué les va a impresionar. Nos decimos que [pensarán] que algo es maravilloso y luego ven cachorros en la calle y es lo mejor de su vida", añade Lemay.