Enderson nació en Venezuela, actualmente vive en La Plata y sabe que si regresa a su país podría ser condenado a 30 años de prisión.
Su fuerte historia la compartió a LAPLATA1.com. Una historia que mezcla tristeza pero también mucho futuro y esperanza.
“Era funcionario de Guardia Nacional, militar, y en el 2017 decidí salir de mi país porque la situación económica ya estaba muy complicada. No me daba para comer y subsistir. Estaba solo porque mis familiares ya ni estaban en Venezuela”, explica.
“Mi mamá me mandaba 20 dólares semanales para poder comer y ya me daba mucha vergüenza seguir pidiéndole. Quería ser independiente”, recuerda.
Así fue que decidió marchar hacia Perú, pero no fue un lecho de rosas. Trabajó de mil cosas pero su sueldo tampoco era jugoso. Allí conoció a su actual esposa: es peruana pero vivía en La Plata. Estaba en el país incaico visitando a su familia. Estrecharon lazos y decidieron venir para la Ciudad de las Diagonales.
Aquí también pasó por varios trabajos. “Era bastante miserable el sueldo”, dice. Nada le cerraba.
“Quiero ser independiente, no quiero trabajar para nadie”, le dijo a su pareja. Tienen un pequeño: Lukas, de dos años.
Se pusieron a vender arepas y tequeños. De a poquito crecieron. Enderson trabajaba en un almacén y aprovechó su contacto con la gente para difundir su proyecto. Con lo ahorrado, pudo poner un local propio. Ahora todo marcha muy bien.
No piensa volver a Venezuela y revela el motivo: “Soy considerado un desertor. No me dieron la baja, y podrían juzgarme por traición a la patria. Tendría 30 años. Y además no tengo a mi familia allá”.
“Me gusta de La Plata que la gente es muy sociable y liberal. No existe la xenofobia contra los venezolanos que en muchos países sufrimos. Nos sentimos muy tranquilos de andar por las calles sin que te señalen”, completa este joven venezolano, cada vez más platense.
