Paola tiene 47 años, es de Ensenada y desde hace 5 meses largó su verdadero sueño. Todo gracias al empujón de sus compañeros de trabajo.
Por necesidad económica, Paola desde hace 14 años trabaja como Policía. Siempre les hacía “cositas dulces” a sus colegas para el desayuno, pero nunca se había animado a vender.
“Es algo que siempre me gustó la pastelería, cocinar. Soy nieta de inmigrantes y me crié siempre muy cerca de la cocina. Hice mi casa desde cero y armé un cocina linda para arrancar este emprendimiento”, dice a LAPLATA1.com.
“Dale, largate, dale”, le insistían sus compañeros. “¿Te parece?”, se resistía. Fue tanta la insistencia que un día finalmente se decidió: arrancó con los alfajorcitos de maicena. Enamoró a todos.

Paola todavía no sabe muy bien cómo es que su proyecto creció tan rápido. El boca en boca explotó.
“Hay gente que me llama y me quedo helada. No sé de dónde me conocen o me sacan. Sin querer se dio todo. Como tengo un respaldo de otro ingreso, no es que estoy jugada con mi inversión. Esto lo hago más como hobbie”, explica.
“Gracias a mis compañeros arrancó esta locura. En la fuerza trabajo día por medio, de 18 a 06 horas. He venido sin dormir, me he sacado el uniforme y rápidamente me meto entre harina, huevos y azúcares”, cerró entre risas Paola.






